Hasta 1954 los niños y niñas estadounidenses eran segregados en escuelas diferentes según el color de su piel. Ese año el Tribunal Supremo de EE.UU. dictaminó que las escuelas debían eliminar la segregación. Esta sentencia fue el resultado de un caso conocido como «Brown contra la Junta Escolar de Topeka». Los padres de una niña llamada Linda Brown denunciaron a la Junta Escolar de Topeka en Kansas porque su hija, que tenía una escuela a pocas manzanas de su casa a la que acudían sus amigas, debía recorrer casi 2 kilómetros para acudir a una escuela segregada. Linda era afroamericana y sus amigas caucásicas. A pesar del dictamen, que obligaba a las administraciones a eliminar la segregación, nadie se atrevió a llevar a sus hijos a un colegio con niños racialmente diferentes. Esta es la historia del duro curso escolar de Ruby Bridges, la 1a. niña negra en la integración escolar americana en una escuela de primaria.
El duro curso escolar de Ruby Bridges, la 1a. niña negra en la integración escolar americana
Ruby Bridges nació en Tylertown, Mississippi en 1954. En 1956 la familia se trasladó a vivir a Nueva Orleans. En 1960, cuando Ruby contaba 6 años, llegó el momento de que iniciase la primaria. En Louisiana ese año empezó a desarrollarse la polémica normativa contra la segregación y a Ruby y a otras 5 niñas afroamericanas se les ofreció acudir a una escuela «de blancos». Cuatro de las niñas rechazaron la oferta, pero los padres de Ruby, especialmente la madre, creyeron que sería una buena escuela para su hija.
El día 4 de noviembre del año 1960, Ruby se convirtió en la única alumna afroamericana de la escuela William Frantz de Nueva Orleans. Ese día 4 agentes federales, tuvieron que escoltar a la niña y a su madre hasta la escuela ya que los agentes de otros cuerpos se negaron a protegerlas. En las calles se reunió una gran multitud que las insultaba y les arrojaban objetos mientras ellas recorrían en el coche de los agentes el camino hacia el colegio. Entre la gente había una mujer que sostenía en sus manos un pequeño ataúd con una muñeca negra en su interior.
Ruby, ahora una adulta, recuerda que no entendió el problema que había ocasionado y que pensaba que todo el jaleo era por el «Mardí Grass». Muchos padres cambiaron a sus hijos de escuela y únicamente una maestra llamada Barbara Henry, natural de Boston, estuvo dispuesta a dar clase a la niña. Ruby pasó un año sola en un aula con su maestra. Los padres de sus compañeros se negaron a que compartiesen el aula con ella.
Las represalias no tardaron en llegar; su padre perdió el trabajo, a su madre se negaron a venderle alimentos en varios comercios y a sus abuelos les echaron de la granja que regentaban hacía 25 años. No se amilanaron y al año siguiente fueron muchos más los estudiantes afroamericanos que asistieron a escuelas no segregadas.
Ruby Bridges allanó el camino que siguieron muchos otros. El año 1999 creó la The Ruby Bridges Foundation una fundación para «promover y fomentar valores como la tolerancia, el respeto y el aprecio de todas las diferencias».
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Imagen: Infrogmation