Lady Godiva ha sido, desde siempre, ese emblema femenino de valentía y reivindicación social, a la vez que de belleza o erotismo. Los expertos en historia clásica nos indican que el mito de esta mujer «cabalga» a lomos de lo real y la leyenda, y para encontrar sus orígenes, hemos de remontarnos casi a lo que un antiguo trovador del siglo XIII, Roger de Wendower, nos contó sobre ella.
Acompáñanos hoy en Supercurioso por este pequeño paseo histórico, pictórico y social, para conocer un poco más qué hubo tras la bella estela de Lady Godiva.
Lady Godiva, la mujer que defendió los derechos del pueblo
¿Quién era nuestra dama? ¿Qué posición tenía? ¿Qué la llevó a salir desnuda a lomos de un caballo? Bien, empecemos desde el principio. Sabemos que era una mujer de origen sajón, que sobre el año 1040, contrajo matrimonio con un caballero de buena posición: Léofric, conde de Chester, de Mencía y señor de Coventry (Inglaterra).
Su marido, aunque era un hombre de fe y llegó a construir el convento de Coventry, parecía centrar sus intereses en la Iglesia antes que en el pueblo, que en la gente humilde y necesitada. De ahí que estableciera siempre altísimos impuestos, tan desmesurados e inflexibles, que eran muchos los que pasaban graves necesidades e incluso hambre. Mucha hambre. La situación era tan lamentable que su esposa, Lady Godiva, le pidió clemencia y una bajada de esas tasas tan abusivas.
¿Sabes entonces lo que le respondió el conde de Chester? Que si deseaba que cumpliera su súplica, se atreviera primero a montar desnuda un caballo y a pasearse cuando hubiera más gente en la plaza pública.
Es muy posible que su esposo le comentara esto a modo de mofa y no como desafío. Pero esto es lo que fue en realidad para Lady Godiva, un desafío y una ofensa que no dudó en recoger para echarle en cara sus propias palabras a su marido. Sí, se lo había pedido a modo de burla con intención de avergonzarla, pero ella lo haría. Es en este punto cuando, según nos dejó el testimonio del trovador Roger de Wendower, sucede lo asombroso. Los habitantes conocieron lo que el conde de Chester le había propuesto a su esposa y sabiendo del carácter noble, cercano y solidario de Lady Godiva, quisieron respetarla.
Así pues, el día en que la esposa de Leófric salió desnuda y montando a caballo hacia la plaza, ninguna de aquellas personas la miró. Todos bajaron el rostro para mostrarle respeto y no avergonzarla, otros, sencillamente, entraron en casa y cerraron las ventanas. Mientras, Lady Godiva, cabalgaba tranquila, sin ropa, con su largo cabello suelto cubriendo sus pechos y muy segura de lo que estaba haciendo.
Se cuenta también que hubo una persona que no pudo evitar mirarla: Peeping Tom (Tom el mirón), un personaje ya emblemático dentro de la cultura británica.
Tras aquello, Léofric cedió a los deseos de Lady Godiva y bajó los impuestos. ¿Fue un triunfo para el género femenino o quizá un modo de humillarse? No queda claro, como tampoco queda claro la veracidad o no de esta historia, que el mundo del arte e incluso del cine ha utilizado en multitud de ocasiones, pero sea como sea, no deja de ser interesante.
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