“Finì nel pentolone, come le altre due (…); ma la sua carne era grassa e bianca: quando fu disciolta vi aggiunsi un flacone di colonia e, dopo una lunga bollitura, ne vennero fuori delle saponette cremose” (Acabó en la hoya como las otras dos (…); pero su carne era tan blanca y tenía tanta grasa que cuando se derritió le añadí un tarrito de colonia y después de una larga cocción, salieron unos cremosos jabones) Así confesaba Leonarda Cianciulli sus horribles acciones… ¿Quieres saber quién fue esta sanguinaria asesina?
Leonarda Cianciulli «La jabonera de Correggio»
Esta es Leonarda Cianciulli, la Jabonera de Correggio como se le apodó tras descubrirse el terrorífico método que utilizaba para deshacerse de los cadáveres de sus víctimas.
Una mujer de mediana edad en el momento que cometió los asesinatos, de carácter extrovertido y comunicativo que se había ganado la confianza y simpatía de sus vecinos de Correggio, donde vivía gracias a la venta de ropa usada y a las consultas que realizaba como vidente, a través de las cuales pudo conocer y elegir cuidadosamente a sus víctimas. Mujeres sin familia cercana, con algún patrimonio que, antes de ser cruelmente sacrificadas, donaron a cambio de un “arreglo” que cumpliera sus deseos: marido, posición, trabajo. Fueron precisamente estas donaciones las que levantarían las sospechas que finalmente acabaron por meterla entre rejas el 20 de julio de 1946.
Tres son los homicidios imputados a Leonarda Cianciulli, el de Faustina Setti, Francesca Soavi y Virginia Cacioppo a las que no sólo asesinó por decapitación, sino que también se ensañó desangrándolas para hacer sus escabrosos rituales y terminó descuartizándolas, con el fin de poder deshacerse con más facilidad de los cuerpos, haciéndolos hervir en una gigantesca olla con varios kilos de sosa cáustica. Con la sangre de las víctimas preparaba tartas y galletas que hacía comer a quien la visitaba, aunque fueran sus hijos, ¡e incluso ella misma las comía!. En cambio con la grasa se deleitó haciendo jabones, por lo menos de una de ellas con Virginia Cacioppo. ¡Vamos, ni Hannibal Letter!
Durante el juicio la Jabonera reconoció los hechos y los justificó diciendo que había matado por amor de madre, pues en sueños su madre le dijo que sus hijos morirían si no hacía un sacrificio de sangre, uno por cada uno de sus hijos varones. Una confesión que le sirvió como atenuante de la pena por semienfermedad mental, 23 años, pues aunque efectivamente Leonarda Cianciulli tenía un pasado de epilepsia, una infancia llena de desprecio por parte de su madre y una juventud marcada por la pérdida de 13 hijos (10 de ellos recienacidos) que la desestabilizó mentalmente. Finalmente, la pena fueron 30 años por continuidad de delito, y es que ésta “señora” tenía antecedentes por robo, amenaza a mano armada, además de una gran pasión por los temas esotéricos a partir de los cuales sacaba beneficios económicos.
Si el móvil del delito fue económico o si realmente era una enferma mental es algo que aún hoy se debate en un sinfín de teorías. ¿Cuál sería la tuya?
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