El cementerio de Père Lachaise de París tiene tras de sí una curiosa historia, además de una sorprendente decoración en algunas de sus tumbas y criptas. Un famoso cementerio por ser el más grande de la ciudad y estar enterradas en él numerosas celebridades como Balzac, Bizet, María Callas, Oscar Wilde, Jim Morrison, Edith Piaf o Isadora Duncan, entre muchas otras. Pero también por la simbología vampírica que se puede rastrear en su interior y las historias y leyendas que se han generado a su alrededor.
¿Hay simbología vampírica en el cementerio Père Lachaise de París?
Pére Lachaise de París es uno de los cementerios más famosos del mundo y un lugar de visita casi obligada para los admiradores de los poetas, artistas, escritores y famosos que están enterrados allí. Pero también cuenta con otros grandes atractivos como una sorprendente iconografía decimonónica en la que hay un símbolo oscuro que se repite: el murciélago.
La mayoría de los visitantes no se dan cuenta de la cantidad de murciélagos tallados en las puertas de las tumbas. Según los estudiosos, en el cementerio pueden encontrarse hasta 14 murciélagos que si se encuentran y se sigue su rastro, según relata y cree Jacques Sirgent, del Museo de los Vampiros y otras criaturas legendarias de Pére Lachaise de París, te conducen directamente frente a la tumba a la que fue llevado el Drácula original hace muchos años.
Además, hay toda una serie de historias vampíricas que tienen este cementerio como escenario. Así, en un cuento alemán titulado Das Grabmal auf dem Père Lachaise (1913), de Karl Hans Strobl, se narra la historia de un hombre al que se le ofrece una fortuna a cambio de pasar un año en la tumba de una condesa enterrada en Pére Lachaise. El hombre acepta, pero un día se da cuenta de que es incapaz de salir de la claustrofóbica tumba de la condesa. Él sospecha que la causa es el influjo de un vampiro, aunque al final del cuento se le muestra como un hombre que ha perdido la cordura. Sobre otro texto del siglo XIX, Les Étrennes d’un vampires, se dice también que fue copiado de un manuscrito antiguo hallado en el cementerio.
Pero nada más aterrador que la caso real de François Bertrand, un sargento del ejército francés, que en 1848 se declaró culpable de haber descuartizado varios cadáveres en el cementerio. Bertrand, que recibió entonces el sobrenombre de el “Vampiro de Montparnasse”, confesó haber cometido el asalto y que no podía controlar el impulso de destrozar cadáveres.
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