Es un lugar común en las profesiones muy competitivas que a las personas despiadadas y sin ética suele irles mejor que a los individuos con escrúpulos. Esto tal vez sea cierto en determinadas carreras, o en ciertas sociedades que no dan mayor prioridad a los resultados que al modo cómo se logran.
Lo que no parece ser cierto es que una persona éticamente cuestionable pueda llegar a ser un profesional excelente, o al menos ésa es la opinión del neurocientífico Howard Gardner.
Sin ética no llegarás a ser un excelente profesional. Lo dice la ciencia
El estadounidense Howard Gardner es además profesor de Harvard, psicólogo y con una larga carrera llena de reconocimientos, como el premio Príncipe de Asturias; pero Gardner es especialmente conocido por su teoría de las inteligencias múltiples, en la que propuso la existencia de al menos siete tipos de inteligencia: la lógico-matemática, la lingüística, la inteligencia musical, la espacial, la cinético-corporal, la intrapersonal y la interpersonal.
Esta teoría ha hecho que algunos países cambien sus métodos pedagógicos para incidir en estos múltiples aspectos de la mentalidad humana y ayudar a desarrollar todos los tipos de inteligencia.
Gardner, en una entrevista realizada en abril de 2016 por el diario español La Vanguardia, comentó que también se preguntó por qué había tanta gente aparentemente mala destacándose en diferentes áreas, algo que contradecía su creencia de que existía una estrecha relación entre la ética y la excelencia profesional. ¿O no era así?
Siendo científico, decidió salir de dudas a través de un experimento en Harvard, que recibió el nombre de “Proyecto Goodwork”, y en el que participaron 1.200 personas que fueron sometidas a entrevistas.
El resultado contradice la premisa de que las malas personas pueden ser profesionales excelentes:
“Descubrimos que no los hay. En realidad, las malas personas no pueden ser profesionales excelentes. No llegan a serlo nunca. Tal vez tengan pericia técnica, pero no son excelentes”.
Los profesionales más calificados y con mejor desempeño, que participaron en el experimento, solían contar con tres rasgos distintivos: eran comprometidos, excelentes y éticos.
Ante la pregunta del periodista de si no sería posible ser un mal sujeto, sin ética, y a la vez un excelente profesional, el neurocientífico reiteró:
“No, porque no alcanzas la excelencia si no vas más allá de satisfacer tu ego, tu ambición o tu avaricia. Si no te comprometes, por tanto, con objetivos que van más allá de tus necesidades para servir las de todos. Y eso exige ética. (…) sin principios éticos puedes llegar a ser rico, sí, o técnicamente bueno, pero no excelente”.
El experimento también dejó entrever que un gran número de jóvenes profesionales tienden a dejar de lado los principios éticos al principio de sus carreras, pero que eventualmente los mejores se acogen a éstos, y tratan de defenderlos.
Es probable que la teoría de Howard Gardner tenga sus excepciones, o que ese extraordinario profesional que quizás conozcas no sea tan malo como crees. ¿Qué opinas? ¿Tú también crees que un profesional brillante no puede ser mala gente? Por si acaso, consulta nuestro artículo: ¿Trabajas con un psicópata?, y descúbrelo.