La polifagia no es una isla de antropófagos en la Polinesia, sino un trastorno físico que implica un incremento anormal del apetito, asociado con frecuencia a ciertos tipos de diabetes, hipertiroidismo, bulimia y otras patologías.

comer

En años recientes, el término ha adquirido otras connotaciones debido a las competencias televisadas de consumo de grandes cantidades de alimentos, como perros calientes, pizzas o hamburguesas, pero ninguno de los participantes se compara con el polífago más famoso de la historia.

Un francés insaciable

Tarrare nació durante la década de 1770 en el seno de una familia campesina francesa que vivía en las cercanías de Lyon. Desde muy joven su falta de saciedad se hizo notable, pues se decía que podía comerse hasta la cuarta parte de una vaca y seguir con hambre, y llegó hasta el punto de comerse el césped alrededor de la casa familiar, de la que finalmente fue expulsado.

Tarrare se unió a los bandidos y salteadores de camino, dedicándose a robar todo cuanto pudiese comerse, hasta que fue descubierto por un vendedor charlatán que lo empleó como acto introductorio a su venta de medicinas dudosas. En ese acto comía piedras, canastas de manzanas y hasta animales vivos, como gatos y ratas. Esta dieta le provocó una obstrucción intestinal y lo llevó a un primer viaje al hospital.

Polifagia extrema

Al recuperarse, ya en plena efervescencia de la Revolución francesa, se unió al ejército, donde se convirtió en un problema para la logística, ya que era capaz de comerse las raciones de quince soldados y continuar hambriento.

Volvió a ser hospitalizado debido a un sentimiento de fatiga crónica y fue cuando los  médicos comenzaron a estudiar la polifagia de Tarrare, y a experimentar hasta dónde podía llegar. Se dice que llegó a tragarse una anguila viva, sin masticarla, a beber sangre de los heridos y comerse las cataplasmas, y finalmente, tras la misteriosa desaparición de un bebé, lo sacaron del hospital y de la milicia.

La competencia polaca

Tarrare no fue el único caso registrado de polifagia durante ese período. Se sabe de un soldado polaco que se pasó a los franceses y que luego fue capturado por los ingleses, Charles Domery (o Domerz), que llegó a comerse 178 gatos en un año y devoró la pierna perdida por un compañero debido a un cañonazo.

También se cuenta que mientras fue prisionero de los ingleses se comió más de veinte ratas y varias velas, pero su caso no está tan documentado como el de Tarrare.

Muerte y epílogo etéreo

Tarrare era un hombre de estatura mediana y delgado, pesaba alrededor de 50 kg, y los que lo conocieron decían que olía terriblemente mal, incluso a veinte pasos de distancia. Tras pasar unos años en el anonimato, apareció en un hospital de Versalles en 1798 manifestando fuertes dolores abdominales. Él creía que la causa de su malestar residía en un tenedor de plata que se había tragado, pero se le diagnosticó una tuberculosis en fase terminal y, después de una terrible diarrea, finalmente murió.

tenedor

La autopsia reveló una deformación de la amígdala, una parte del cerebro, que podría ser la causa de su hambre insaciable, y un esófago inusualmente grande. El hedor de la descomposición era tal que los médicos no pudieron seguir examinándolo y se enterró rápidamente el cadáver.

A pesar de su fama en la historia no quedó el registro de su verdadero nombre, algunos historiadores han especulado con que el origen del apodo podría estar en una expresión de la época, “Bom-bom tarrare!”, usada cuando había una gran explosión y con la que aludían a las terribles flatulencias del campesino y soldado. Si es así sería el primer caso en que un nombre inspirado en esta función orgánica alcanza tales dimensiones históricas, dignas del hambre insaciable de Tarrare.

Te invitamos a que te sigas en Supercurioso leyendo por qué hay gente que se pone de mal humor cuando tiene hambre.