Es un hábito muy extendido, asociado a gestos de preparación cuando se va a comenzar alguna actividad, o como acto de relajación cuando se está inmerso en un trabajo que produce fatiga. Algunos dicen hacerlo porque sienten las manos agarrotadas y otros, quizás la mayoría, lo hacen simplemente por el gusto de oírlos sonar.

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Pero hay quienes creen que se trata de un mal hábito y que podría producir artritis. ¿Quieres saber más?

¿Por qué suenan los dedos?

No todos se suenan los dedos de la misma manera, unos entrelazan los dedos de ambas manos y los truenan todos juntos y hay quienes prefieren sonarse los dedos uno por uno, pero el origen del sonido es el mismo: en el espacio libre existente entre las articulaciones se mueve el líquido sinovial y en éste se forman burbujas que van creciendo y que revientan al estirarse los dedos. Por eso hay que esperar entre 10 y 20 minutos para volver a tronarse los dedos, mientras se crea el espacio y vuelven a formarse las burbujas.

¿Tronarse los dedos produce artritis o daña las articulaciones?

Curiosamente hay al menos dos estudios serios sobre este tema con sus correspondientes artículos y que coinciden en los resultados: el primero, “The consequences of habitual knuckle cracking”, de R.L. Swezey y S.E. Swezey, publicado en el Western Journal of Medicine en 1975; y el segundo, “Does Knuckle Cracking Lead to Arthritis of the Fingers?”, aparecido en 1998 en la revista Arthritis and Rheumatism, y en la que Donald Unger describió un experimento que realizó consigo mismo.

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Durante 60 años Unger, de Thousand Oak, California, hizo crujir los nudillos de la mano izquierda y no hacía nada con la derecha, evaluando periódicamente la condición de ambas manos; su conclusión fue que al final las dos tenían el mismo grado de artritis.

Por este estudio Donald Unger se hizo acreedor del Premio IgNobel de Medicina que otorga humorísticamente la Universidad de Harvard.

Aparentemente entre personas con artritis es más común la costumbre de sonarse los dedos, pero los médicos opinan que se trata de una consecuencia y no de una causa de la enfermedad.

Algunos estudios apuntan a que esta costumbre sí podría eventualmente restar fuerza a las manos, pero hacen falta más pruebas, y quizás esperar 60 años más.

Y en esta línea de artículos, te recomendamos el que trata sobre el estrés, si es positivo para nuestra salud.