Leemos «siglo XI» y pensamos en el oscurantismo medieval, y en la iglesia ocupando los espacios dedicados al saber y al estudio. Sin embargo, en la región de Campania, en Salerno, Italia, se abría la primera escuela médica medieval, separada de la iglesia, y que aceptaba la entrada de mujeres como alumnas y profesoras.
Por ello fue posible la existencia de un curiosísimo tratado, el Trótula maior.
TRÓTULA MAIOR, un tratado de medicina femenina escrito por una mujer en el s. XI
El Trótula maior fue escrito por una mujer extraordinaria, Trótula de Salerno, también conocida como Trótula de Ruggiero, nacida en Salerno alrededor del 1090. Si bien se sabe poco sobre su vida, historiadores recientes han encontrado algunos datos que nos pueden resultar interesantes.
Por ejemplo, Trótula era de familia adinerada, y se casó con Giovanni Platearius, que fue también médico. Con él escribiría la Encyclopaedia regimen sanitatis. Sus dos hijos, también médicos, enseñaron medicina en la prestigiosa Escuela de Salerno, junto a sus padres (como ves, una familia académica).
Tuvo la suerte de nacer en Salerno, y de tener vocación científica. En esta increíble Escuela se dieron cita tratamientos médicos árabes en traducciones griegas, que fueron traducidos al latín en la biblioteca de Montecassino, así como la mejor tradición de Hipócrates, Galeno y Dioscórides enriquecida con prácticas judías y árabes.
Esto se conocía desde Sicilia hasta el norte de África, dándole a Salerno un puesto privilegiado y sin competencias en el mundo de la medicina en el Mediterráneo. Si añadimos el dato relevante de que aceptaban a mujeres, a árabes y a judíos como profesores, te imaginarás la gran importancia que tuvo esta Escuela, y el empuje hacia un pensamiento científico. Tan famosa llegó a ser que en otras importantes bibliotecas europeas se encontraron manuscritos salernitanos, y citados por cronistas de la época. Fue considerada, por muchos y con razón, la primera universidad europea.
En este contexto pudo surgir un grupo de mujeres al que llamaron “las damas de Salerno”, que fueron médicas y estudiosas, profesoras y alumnas aventajadas que tocaron varios temas de gran importancia para la salud.
Nuestra Trótula, con mucho la más famosa por sus originales y avanzados aportes, escribió varias obras, pero hay dos que suelen ser las más citadas: el Trótula maior y el Trótula minor.
En el primer tratado, que ella llamó Passionibus mulierum curandorum (Dolencias de las mujeres), establece principios de obstetricia y ginecología en 60 completos capítulos. Aquí trata sobre temas como la menstruación, la concepción, el embarazo, el parto, el control de la natalidad y enfermedades propias de la mujer, proporcionando también los remedios.
Era en verdad de ideas avanzadas. Esta mujer propone por primera vez que la infertilidad de una pareja podía ser por causas femeninas o masculinas, contradiciendo la idea reinante de que la culpable, cuando no había hijos, era la mujer. Asimismo, contrarió la ley “divina” de parirás con dolor, al recomendar el uso de opiáceos y otras hierbas a las parturientas para aplacar el dolor.
Claro que la época influyó en sus ideas, no podía sustraerse por completo; ella pensaba que, gracias al pecado original debido a Eva, la mujer tenía más tendencia a enfermarse, y ésa era la razón por la que se le debía una mayor atención médica. Trótula postulaba una revisión integral del cuerpo, es decir, la práctica de la medicina preventiva, y no sólo terapéutica.
Llegó a ser tan importante su Trótula maior que fue libro de texto en las escuelas de medicina de las posteriores universidades europeas, hasta el siglo XVI. Por otra parte, el Trótula minor, u Ornato mulierum, trataba sobre la cosmética, la higiene y el cuidado de la piel, algo totalmente extraño en la Edad Media; en él, recomendaba hacer ejercicio regular y tener higiene diaria para prevenir infecciones y enfermedades de la piel, y daba también algunas recetas para mantener la blancura de los dientes, eliminar arrugas del rostro o cuidar del cabello.
El Trótula maior fue copiado y plagiado descaradamente en los siglos posteriores, y con la invención de la imprenta, se editó por primera vez en Estrasburgo en 1554. Desgraciadamente, la creación de las universidades a partir del siglo XII excluyó el ingreso de las mujeres a la educación superior, y los profesores intentaron minimizar la obra de extraordinarias mujeres anteriores.
Recuerda que por lo general la profesión de médico estaba reservada a los hombres, cosa que se mantuvo hasta casi terminar el siglo XIX.
En cuanto a Trótula, muchos pensaron que era un personaje ficticio, y por eso hasta su género cambió, de Trótula a Trótulo, atribuyendo su obra a, por supuesto, un hombre.
Se cree que murió anciana, en su ciudad natal, alrededor de 1160. Una extraordinaria mujer que abrió, junto a otras, el camino a la modernidad femenina. Lee nuestro interesante artículo sobre Agnódice, la primera ginecóloga de la historia.
Imágenes: Dr. Manuel, PHGCOM, Commons Wikimedia