No se trata de recriminación, ni de una opción casual con la que llamar la atención de los medios. Estamos en Umoja, una aldea situada en las tranquilas praderas de Samburu, al norte de Kenia, donde se hallan refugiadas numerosas mujeres que intentan dar una nueva oportunidad a sus vidas, y ofrecer, a su vez, prosperidad a esta comunidad creada hace más de de 20 años.
Si el tema ha suscitado tu interés, te invitamos a saber más.
Umoja, el pueblo de las mujeres heridas pero valientes
Empezaremos diciéndote que tal y como ya sospechas, la gran mayoría de mujeres que habitan estas tierras serenas de Kenia, han sido víctimas de abusos sexuales.
De hecho, este proyecto empezó a raíz de las múltiples violaciones por parte de soldados británicos a numerosas jóvenes keniatas. Fue en los 90 cuando un grupo de 15 chicas, tras sufrir estas agresiones, se vieron en la triste situación de ser rechazas y repudiadas por parte de sus familias y sus comunidades.
¿Qué podían hacer? Estaban heridas, desde luego, y humilladas por dentro y por fuera. No obstante, eran muy conscientes de que ellas no eran culpables, que no eran objetos a los que hacer desaparecer tras la ofensa. Merecían vivir y ser felices. Y de ahí, que fundaran Umoja. La promotora de esta idea fue Rebeca Lolosoli, una mujer que sobrevivió a duras penas de una brutal paliza a manos de su esposo, tras recuperarse, emprendió un proyecto que a día de hoy ofrece refugio a 47 mujeres, y a cerca de 200 niños.
¿Y quién tiene el derecho a formar parte de esta aldea femenina? Desde niñas a ancianas. Solo mujeres. Todas ellas han sido o bien apalizadas, violadas, mutiladas o vendidas. Se les da cobijo a ellas y a los niños pequeños que tengan a su cargo. Así pues, ahora mismo te estarás diciendo «entonces el género masculino sí está presente en Umoja». Desde luego, no obstante, solo se admiten niños pequeños, puesto que la idea, no es solo acoger, rehabilitar y dar un oficio a toda mujer, se trata también de educar, de educar en valores de respeto, conocimiento y humanidad.
Muchas de estas jóvenes temen hablar, o dar su opinión. Están acostumbradas a que sus voces o razonamientos sean sancionados con reproches o golpes, así que la idea fundamental de Umoja es curar heridas internas. Hacer mujeres valientes que puedan volver a quererse a ellas mismas, a ser un poco más fuertes.
¿Y de qué viven? Te preguntarás. Bien, la verdad es que hacen un tipo de artesanía espectacular que tiene mucho éxito. Utilizan colores muy vivos y crean objetos y bisutería muy apreciada por los turistas. De hecho, la mayoría tiene un salario regular que les permite vivir con dignidad. Ellas mismas gestionan Umoja, el comercio, hacen sus viviendas y, sobre todo, educan.
Es interesante saber que los pueblos de alrededor suelen visitarlas para asistir a sus charlas. Los temas que casi siempre suelen tratar son la mutilación genital y los matrimonios con niñas. Temas que sin lugar a dudas, tardarán mucho en encontrar solución, pero movimientos como estos, son los que poco a poco van minando esas férreas estructuras tan incomprensibles para la mayoría de nosotros.
Esperemos que la aldea de Umoja siga cumpliendo su función durante mucho tiempo. ¿Estás de acuerdo?