Nuestro protagonista de hoy tiene nombre, apellido y una edad muy avanzada. Se le ha bautizado como Mollivirus sibericum y tiene casi 3000 años de antigüedad. Se trata ni más ni menos que de un virus, y de un tamaño tan notable que se puede ver perfectamente con microscopio común y corriente.
Es grande, y con un diámetro superior a la 0,5 millonésima de metro. Aunque en realidad es el cuarto tipo de virus gigante que se conoce, y que a su vez, vienen descubriéndose ya desde el 2003. Todos ellos yacían sepultados, dormidos y olvidados en el tranquilo permafrost de Siberia… Hasta que algo los hizo salir a la luz: el cambio climático y la imparable búsqueda del hombre por esos recursos naturales escondidos bajo el hielo.
Descubre con nosotros un poco más sobre estos pequeños pero «temibles enemigos»…
La saga de los virus gigantes de Siberia
La noticia sobre los hallazgos de los virus gigantes escondidos en el permafrost siberiano viene siguiéndose y publicándose en revistas como «Proceedings of the national academy os sciencies» (PNAS) desde el 2003. Este tipo de descubrimientos en realidad, son casi esperables por la comunidad científica, dada la riqueza y el misterio existente en esas capas del Ártico que cuentan con miles y miles de años de antigüedad.
La presencia de antiguos patógenos en el permafrost es pues «esperable» y siempre causa mucha expectación. El problema llega por un hecho que nos debe preocupar. La continua búsqueda por petróleo, gas u otros recursos minerales hace que la explotación de estos escenarios sea arbitraria y hasta peligrosa.
La Academia de las Ciencias de Rusia y el centro Genoscope, nos hablaron de esta realidad y a su vez, de la influencia del cambio climático, capaz ya de elevar lo bastante las temperaturas como para que el deshielo, saque a la superficie este tipo de organismos. En el caso del Mollivirus sibericum cabe decir que es uno de los más interesantes descubiertos hasta ahora.
Estaba en el interior de una ameba Acanthamoeba, y es uno de los más grandes encontrados hasta el momento. Tanto es así que no se descarta incluso que los haya aún mayores.
Los científicos hablan en realidad ya de una auténtica saga siberiana de virus gigantes:
- En el 2003 se descubrió el Mimivirus.
- En el 2013 dieron con el Pandoraviruses
- En el 2014 fue el Pithovirus sibericum, el cual, dispone ni más ni menos que de 2.500 genes.
- Y ahora, la lista se amplia con el Mollivirus sibericum.
A pesar de lo anecdótico y lo curioso, debemos tener en cuenta que estos virus podrían seguir siendo auténticos patógenos a día de hoy. No obstante, tal y como nos dicen los científicos del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS), se ha comprobado que no son peligrosos para el hombre, al menos en una situación controlada a nivel de laboratorio. Obviamente, no se pueden predecir qué otros elementos podrían llegar a despertarlo hasta el punto de causarnos algún tipo de daño.
En el caso de este virus recién descubierto, el Mollivirus sibericum, se sabe que dispone de cerca de 500 genes. Tiene forma oblonga, unas 0,6 micras de longitud y además, se ha descubierto que su genoma está casi intacto (imagen superior). Todo un reto para los científicos, no hay duda.
De momento, estos virus gigantes no parecen ser potencialmente peligrosos. No obstante, no estamos exentos de ningún riesgo… ¿La razón? El cambio climático está derritiendo los hielos polares a un ritmo impensable. Hay nuevos accesos y nuevos escenarios que permiten a las industrias mineras y petroleras hacer nuevas prospecciones.
No sabemos qué tipo de organismos pueden seguir atrapados en el permafrost prehistórico, y de ahí el riesgo. De ahí el temor a que algún día, se den las condiciones propicias para que uno de esos virus llegue a causarnos un problema más serio.
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