En Supercurioso te hablamos una vez de Johny Cash y la posibilidad de morir de amor. En este artículo queremos presentarte la historia de un amor imposible, de dos amantes desafortunados la voluntad de los cuales el tiempo pudo cumplir. Descubre la historia de Emilia de Rovira y Rafael Martínez.
Arenys de Mar, una villa testigo de un amor sin futuro
Finales del siglo XIX, Arenys de Mar ( Catalunya, España), Emilia de Rovira, hija de una de las familias con más influencia de la zona en aquella época, se enamora de Rafael Martínez, un joven procedente de Cuba, que estudia medicina. La familia de ella no ve con buenos ojos la relación. Él, un cubano que ni si quiera ha terminado sus estudios, no parece merecedor del amor de su hija quien, según su parecer, debe casarse con alguien de su nivel social.
A pesar de la insistencia de Rafael en desposar a Emilia y de la voluntad de la chica, sus padres no ceden, por lo que Rafael vuelve profundamente apenado a su Cuba natal, a Santa Clara.
Unas cartas que jamás llegaron a su destino
Rafael envió cartas a Emilia recordándole el amor que los unía y manteniendo viva aquella unión con la esperanza de volver a encontrarse. No obstante, un día las misivas dejaron de llegar. ¿Se había olvidado Rafael de su amada? En absoluto. Los padres de Emilia interceptaron la correspondencia que los jóvenes mantenían y dejaron a su hija sin el consuelo de las letras de su amado.
Los años fueron pasando y Emilia, incapaz de creer que Rafael la hubiera olvidado, esperó la vuelta de su amante, pacientemente. Sin embargo, a medida que el tiempo pasaba, la angustia crecía y poco a poco la tristeza se fue apoderando de ella. Dicen que fue la pena lo que terminó con ella y por eso murió a los 33 años, siendo aún joven. Algunos achacan su muerte a la tisis, pero otros aseguran que fue el amor lo que terminó con su existencia.
Rafael, al no recibir respuesta a sus misivas, termina por seguir con su vida. Se casa, pero siempre con el recuerdo de Emilia en su corazón, imborrable.
Rafael vuelve a buscar a Emilia
Algún tiempo después de la muerte de Emilia, en el año 1926 Rafael regresa al pueblo para saber que ha sido de su amada. Él ha conseguido amasar una gran fortuna y tiene una buena posición en su país -dónde se dice consiguió el puesto de Ministro-. No obstante, su llegada se torna amarga al descubrir que Emilia ya no se encuentra entre los vivos. Su dolor es inmenso y se arrepiente profundamente de no haber insistido más a la familia de ella cuando tuvo la oportunidad, por lo que decide construir un mausoleo para la mujer a la que tanto amó.
Toma una fotografía de un camafeo que ella misma le entregó antes de su partida a Cuba y encarga que se construya un busto que haga honor a su belleza. Una vez está construido el mausoleo, Rafael pide a la familia de Emilia que, por favor, dejen que los restos de ella descansen en el lugar que él con tanto cariño ha preparado. Sin embargo, los familiares de Emilia se opusieron nuevamente y los restos de Emilia siguieron donde estaban.
108 años más tarde…
En 2010 el alcalde de Arenys de Mar permitió el traslado de los restos de Emilia de Rovira al impresionante mausoleo que su querido Rafael Martínez le hizo construir, después de que un grupo de ciudadanos pusiera en marcha esta romántica iniciativa. Por fin ninguna familia pudo interponerse y un 23 de abril (día de los libros y los enamorados en Catalunya), se dejó reposar a Emilia en el lugar donde, seguramente, habría querido descansar.
Un homenaje al amor que, a pesar del paso del tiempo, siempre termina triunfando.
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