En Supercurioso te hemos hablado de los gestos que delatan el galanteo. Entre humanos estos suelen ser de lo más suaves (a menos que te encuentres en una comunidad prehistórica), pero entre jirafas los términos cambian hasta el punto que… alguno de los galanes puede resultar mortalmente herido.
Dos jirafas macho y una hembra… ¡que empiece la lucha!
Las hembras están en celo y los machos jirafa empiezan a cortejarlas, no obstante, todos buscan la compañía de aquellos ejemplares más atractivos y es entonces cuando comienza la lucha.
Las jirafas macho se pelean con fiereza, mucha más de la que su gracioso aspecto nos permite intuir. Los caballeros jirafa empiezan a golpearse los cuellos con fuerza, tanta que pueden llegar a romperse el cuello, dejando al contrincante fuera de la competición por la hembra y por la vida.
La jirafa más resistente conocida
Como te imaginarás, una rotura de cuello es, prácticamente siempre, mortal. Los cuellos de las jirafas son larguísimos y si para un humano ya es peligroso, es fácil hacerse a la idea de lo que puede suponer para una jirafa que lo tiene tan expuesto. Generalmente, tras romperse el cuello, quedan muy maltrechas y van debilitándose, hasta que quedan a merced de sus principales depredadores: los leones. Sin embargo, te habrás fijado en que hemos escrito «prácticamente siempre» mortal, ya que hace muy poco se descubrió a una auténtica superviviente.
Este es el caso de la jirafa macho que Mark Drysdale, fotógrafo, descubrió en el Parque Nacional del Serengueti (Tanzania). Este ejemplar se rompió el cuello en una encarnizada pelea. Su contrincante le golpeó el cuello y se lo dejó en forma de zig-zag: una herida que se nos antoja debería ser mortal.
Drysdale aseguró que en los 8 años que lleva fotografiando animales en África, jamás había visto nada igual. De todos modos, parece ser que el resto de jirafas la tratan como a una más y no parece que este macho de curiosas formas sienta dolor alguno, de hecho, se le ve más que feliz.
Al parecer, este ejemplar sufrió la rotura unos seis años atrás, durante una pelea, y a pesar de ello se quedó en el Parque, donde, sin intervención humana, fue recuperándose. Te preguntarás si tienes problemas para alimentarse, ya que debido a esta «deformidad» no puede alargar su cuello hasta las hojas más altas y apetitosas. Lo cierto es que esta jirafa se ha conformado con alimentarse de las hojas que se encuentran más bajas y ha conseguido sobrevivir y mantener un aspecto muy saludable. Sin duda, un buen ejemplo de adaptación a las circunstancias. Puedes ver fotografías de Drysdale de este ejemplar –> aquí.
Esta clase de deformidades no suelen permitir a las jirafas llegar a la edad adulta, aunque se conoce el caso de una jirafa del zoo de Santa Bárbara que nació con una deformidad en el cuello y logró sobrevivir perfectamente.
¿Qué te ha parecido el caso de esta jirafa? Impresionante, ¿verdad? Una muestra más de que, incluso en circunstancias realmente difíciles se puede sobrevivir y llegar a ser feliz.
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