Muchas enfermedades se han convertido en pandemias que han diezmado la población del planeta durante siglos. Nuestros antepasados estaban desarmados frente a la mayoría de enfermedades que no entendían y creían un castigo divino. Entre estas devastadoras plagas hay una que hoy nos parece muy lejana, ya que ha sido totalmente eliminada, pero que causó millones de muertes hasta la invención de su vacuna: la viruela. Antes de que este remedio se extendiera por todo el mundo, algunas personas avanzaron un sistema inmunitario de manera rudimentaria; entre ellos Pedro Manuel Chaparro, el fraile visionario que salvó a 5.000 personas de la viruela.
Pedro Manuel Chaparro, el fraile visionario que salvó a 5.000 personas de la viruela
La viruela era una enfermedad infecciosa grave producida por el «virus variola» que se trasmitía entre humanos y en muchos casos resultaba mortal. Hasta que en 1796 Edward Jenner empezó los ensayos que posteriormente derivarían en la vacuna con la que se salvaron millones de vidas, no había ningún tipo de tratamiento para este mal. Únicamente algunos visionarios se arriesgaron a utilizar algún tipo de remedio; entre ellos el fraile Pedro Manuel Chaparro.
Pedro Manuel Chaparro era un fraile de la orden hospitalaria de San Juan de Dios que en 1772 se doctoró en medicina en Chile. Fue un médico eminente, profesor, científico y una figura prominente de la medicina del siglo XVIII. Antes de la llegada de la vacuna de la viruela a Chile, sobre el año 1805, Chaparro ya había salvado a 5.000 personas con una rudimentaria vacuna que ideó a partir de sus observaciones.
Aunque no ha quedado constancia escrita del método utilizado por Pedro Manuel Chaparro, se sabe que era muy similar al utilizado años después en Perú. Consistía en insertar una aguja o lanceta, que previamente se había humedecido en el pus de una pústula de viruela, entre la epidermis y la dermis de la persona sana. Entre el 3er y 4º día posteriores aparecía inflamación, alguna pústula y se elevaba la temperatura, dando lugar a una viruela muy benigna que desaparecía totalmente a los 15 días y dejaba completamente inmunizado frente a la viruela. De las 5.000 personas que Chaparro vacunó de esta manera, ninguna murió ni contrajo la viruela posteriormente.
Otras personas como la británica lady Montagu (1689-1762) también promovieron sistemas de rudimentarias vacunaciones. Esta mujer observó en Turquía que las mujeres circasianas que se pinchaban con agujas infectadas con pus de viruela de vaca quedaban totalmente inmunizadas. Trasladó el sistema a su país, pero aunque ella lo utilizó con su propia familia y otras persona, la iglesia y la clase médica se opusieron.
Actualmente sólo quedan 2 reservas del virus variola en estado criogénico en Rusia y Estados Unidos. Muchos científicos han pedido que se eliminen por el riesgo de que de alguna manera escapen de su hibernación y causen una terrible epidemia mundial. ¿Qué opinas? ¿Deben eliminarse esas reservas o conservarlas para estudiar y saber más sobre la enfermedad?
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