Hay quien suele decir aquello de que nunca se acaba de conocer por completo a las personas. Y si bien es cierto, siempre hay momentos que nos pueden demostrar si de verdad, esa amistad, ese cariño o esa relación es sincera. Auténtica. Las personas no cambian de la noche a la mañana, siempre disponemos de una esencias propias que nos convierten en seres en quienes se puede confiar o no, en personas más o menos volubles que son capaces de establecer relaciones saludables y duraderas, o por lo contrario, puramente interesadas. Te invitamos pues a tener en cuenta 4 situaciones que nos ayudarán a conocer de verdad a esos amigos o parejas que, de momento, son pilares en nuestro día a día. No dudes tampoco en aportarnos tus ideas y experiencias personales, si así lo deseas.
1. Y tú… ¿para qué me necesitas?
Hay algo que debemos tener claro: nadie debe necesitarte para nada, salvo para estar, para compartir tiempo, emociones y experiencias. Dicen algunos especialistas en el comportamiento humano que «necesitar es depender», y a su vez, someter a otros a que resuelvan nuestras carencias, objetivos o necesidades. 
Así pues, ten muy en cuenta y atiende en qué momentos te buscan determinados amigos. ¿Les interesa quizá otras personas de tu entorno y no tú? ¿Y si necesitan tu apoyo moral y ser tu almohada de lágrimas, sin tenerte nunca en cuenta a ti, sin preocuparse si quiera cómo estás? Debes ir con cuidado, hay personas que son auténticos vampiros emocionales e incluso hábiles estrategas en busca de determinados objetivos.
2. Cuando llegan los momentos difíciles
Tener amigos para ir a fiestas o para disfrutar de los momentos cotidianos del día a día es fácil. Ahora bien, en cuanto llegan instantes complicados, cuando requerimos de apoyo y de las palabras adecuadas que sólo te dirige esa compañía «que sabe estar», que no impone y que no juzga, es cuando descubrimos a nuestros mejores amigos. 
Es posible que hayas sufrido un desengaño amoroso y que alguno de tus amigos, lejos de apoyarte, de estar ahí, te diga aquello de «no es para tanto, lo que pasa es que tú tienes muy mal ojo para elegir pareja». Palabras o expresiones como esta no ayudan, hacen daño. Y lo queramos o no, son situaciones que no suelen olvidarse.
3. Relaciones en la distancia
Las buenas amistades no saben de tiempo ni distancias. No importa los kilómetros que nos separen, sabemos que ellos siempre están ahí, que forman parte de nosotros y que cuando nos reencontremos, la relación seguirá siendo la misma. 
Ahora bien, hay momentos en nuestra vida en que nos vemos obligados a ir a otras ciudades o países, nos cambia la vida pero no deseamos en absoluto perder a esas personas con las que nos llevamos bien, a las que apreciamos. Sin embargo, puede ocurrir que poco a poco dejan de tener interés en preguntar, en interaccionar, en llamar, en escribir. Les invitamos a visitarnos y lo único que nos ofrecen son excusas. ¿Te ha pasado alguna vez?
4. Cuando tú eres muy feliz
Esta situación también es muy común. De un día para otro tu vida cambia: consigues el trabajo de tu vida, o inicias una relación de pareja, o por qué no, la suerte te ilumina de un modo increíble. Es posible. Sin embargo, es en esos momentos de felicidad cuando de pronto, advertimos en algunas personas cierta tirantez, cierta incomodidad… ¿Qué está ocurriendo? Para muchos son celos. Aunque en realidad, muchas veces es algo más que todo esto. Hay personas que tienen cierta conexión con nosotros porque compartimos una misma situación: tener un mismo trabajo o no tenerlo, no tener pareja…etc. Sin embargo, cuando nuestra vida cambia y nos sentimos especialmente bien, los buenos amigos se alegraran de verdad, los no tan buenos, lo verán con incomodidad. 
Y ahora dinos… ¿has tenido alguna experiencia similar en alguna de estas situaciones? Déjanos tu opinión si lo deseas y descubre también las 8 características de la verdadera amistad.