Pupilas. Son el alma móvil de nuestra mirada, ese pequeño universo de oscuridad no solo increíblemente sensible a la luz, sino también a nuestras emociones. El amor, el miedo, el deseo… cada pulsión de nuestro corazón abre o contrae esa mancha central de nuestros ojos, tan llena de magia y misterios, dilatándola o contrayéndola.
Las pupilas realizan una función que va más allá de regular el impacto de la luz que llega a la retina o el globo ocular. Hablan de nosotros, de nuestra personalidad, de esa esencia silenciosa que solo nosotros entendemos. Hoy, en Supercurioso, te invitamos a saber más cosas sobre nuestras pupilas y sobre esa alma misteriosa que se esconde en ellas…
Algunas curiosidades sobre las pupilas
1. Emociones y deseo sexual
Las emociones intensas, como la felicidad, pueden provocar que nuestras pupilas se dilaten ante esta sensación de profunda emotividad. Otro aspecto que debemos tener en cuenta es que, cuando algo nos gusta o nos atrae, provocará también este efecto «involuntario».
Esto quiere decir, por ejemplo, que cuando nos sentimos atraídos por alguien y sentimos su cercanía, no vamos a poder evitar esta pequeña y sutil característica. Nuestras pupilas se dilatarán como el agua que escapa de un estanque, rebosando emociones y sensaciones. Fue en los años 60 cuando se llevó a cabo un interesante estudio sobre la relación entre la dilatación de las pupilas y el deseo sexual. Para ello, la Universidad de California, reunió a unas 150 personas en distintos grupos para leerles en voz alta diversos pasajes de un libro erótico. Y no, no fallaba. Las pupilas se dilataron siempre y cuando los pasajes leídos coincidían con la orientación personal de cada persona.
2. Las pupilas y el dolor
No solo el dolor dilata nuestras pupilas, también el asco o la repulsión producen esta reacción involuntaria. Debemos saber que el sistema nervioso autónomo es quien regula todo este tipo de reacciones involuntarias, de modo que todo aquello que considera desagradable o amenazante, afina nuestros sentidos para preparar una reacción inmediata: la huida.
Al ver algo en estado de descomposición o al intuir algo que es amenazante para nosotros, o bien apartamos el rostro o empezamos a correr. En estos momentos, las pupilas se dilatan para ser más sensibles a cada detalle de nuestro entorno.
3. Nuestras pupilas y la concentración
Otro dato sobre las pupilas. Hay situaciones en que por un lado se suman las emociones con el esfuerzo cognitivo. Imagina que estás en un examen de matemáticas y te queda muy poco tiempo para finalizar tu prueba, pero te queda un último problema que no sabes cómo resolver.
Lo intentas de mil formas, lees una y otra vez el enunciado entre nervios, con ansiedad y rabia. Sabes que si no completas ese problema puedes suspender. Si te ha ocurrido esto alguna vez, no lo habrás notado, pero tus pupilas se habrán «contraído». Es decir, a más sobrecarga mental, las pupilas reaccionan como si recibieran un fuerte impacto de luz.
4. Consumo de droga y alcohol
Suele ser un rasgo bastante llamativo. Ante el consumo de determinadas sustancias, como puede ser la cocaína, o el LSD, nuestras pupilas se dilatan. Es lo que se conoce como midriasis, controlada como ya sabes por el sistema nervioso simpático. Curioso también saber que otras sustancias tóxicas consiguen todo lo contrario, es decir, contraerlas (en este caso se llama «miosis»).
5. Animales con las pupilas rectangulares
¿Lo sabías? Así es, animales como las cabras, los pulpos o los ciervos, tienen unas llamativas pupilas rectangulares. ¿La razón? Es un mecanismo de defensa frente a los depredadores. La disposición de sus ojos tan separada, sumada a este tipo de pupilas, les ofrece un campo de visión de 320º. Es decir, fuera de su campo de visión solo queda un pequeñísimo 40º que no pueden controlar. ¡Asombroso!
Si te ha gustado este artículo sobre las pupilas, descubre también más datos sobre las lágrimas.