Según un estudio de la Universidad de Kent el ser un perfeccionista puede afectar seriamente las relaciones de pareja y en especial la vida sexual. En sus investigaciones a menudo han observado que los perfeccionistas provocan en sus parejas una bajada en la autoestima y esto repercute en todos los aspectos de la vida. Aconsejan a los perfeccionistas relajarse y dejar de intentar que todo sea impecable, centrarse en lo que proporciona felicidad y agrado y alejar de la mente la costumbre de valorarlo todo según su grado de perfección. Si no estás seguro de si este es tu caso, estos son 5 signos inequívocos de que eres un perfeccionista.
5 signos inequívocos de que eres un perfeccionista
El profesor Joachim Stoeber de la Universidad de Kent en Gran Bretaña distingue 3 tipos de perfeccionistas: el autoperfeccionista, el perfeccionista social y el perfeccionista dirigido a los demás. El primero es el que se exige la perfección para complacerse a sí mismo, el segundo lo hace únicamente para recibir la aprobación de los demás y el tercero, el más odiado, es el que exige la perfección en los otros creyéndose perfecto él mismo. No todos los tipos de perfeccionistas comparten los mismos signos, en este artículo hablaremos de los dos primeros grupos que son muy similares en sus manifestaciones externas. El tercero reúne a un grupo que suele ser bastante odiado por su narcisismo, humor agresivo y otras características que hacen que los compañeros y familiares lo eviten a toda costa.
1. Salir el último del trabajo
El perfeccionista suele salir el último del trabajo ya que no puede dejar una tarea hasta que queda perfecta. Muchas veces no sólo la suya, sino que acaba las de sus compañeros. Su buen ojo y su minuciosidad suelen convertirse en una carga ya que se les asignan muchos más cometidos que a otros. Si te ocurre esto, los expertos aconsejan concentrar esta habilidad en hacer tus tareas y dejar las que no sean tuyas y cuando sea la hora, marchar a casa dejando «el trabajo en el trabajo». Si no lo haces así todas tus relaciones se verán perjudicadas, tanto las familiares como las del propio trabajo.
2. Atracarse comiendo de forma compulsiva
El intento de alcanzar la perfección, ya sea auto-exigida o social, genera una dosis de ansiedad importante. Uno de los signos inequívocos de que eres un perfeccionista son los atracones de comida que proporcionan azúcar y grasas rápidas al cuerpo y el cerebro. El comer de forma compulsiva aplaca la angustia que genera el intentar ser perfecto y el sentimiento de fracaso si algo no se consigue. Es importante controlarlo ya que puede perjudicar la salud.
3. Siempre pendiente de la apariencia
La apariencia física es muy importante para el perfeccionista. El estar continuamente preocupado por lo que los demás pensarán de ti puede convertirse en una obsesión. El perfeccionista emplea mucho más tiempo que los otros en elegir su vestuario y estudiar su apariencia. A la larga es fácil caer en trastornos alimenticios como anorexia o bulimia. Los expertos aconsejan aprender a quererse a uno mismo, y lo más importante, a perdonarse si algo no ha salido exactamente como se esperaba.
4. Enfermas con frecuencia
El intentar alcanzar la perfección genera mucho estrés. El estrés hace que nuestro cuerpo enferme. Hay estudios que lo relacionan con las enfermedades cardiovasculares, diabetes, cáncer y en general con la bajada de nuestro sistema inmunitario. Si quieres estar más sano, es necesario librarse del estrés y seguro que los especialistas pueden ayudarte a hacerlo.
5. Te «quemas» cuando te entregas a una tarea
El afán de perfección lleva a la entrega total cuando se realiza un cometido. No importa si es en el trabajo, en el tiempo de ocio o con la familia. La intensidad acaba «quemando» a la persona, de manera que al final aborrece la tarea que ha emprendido con tanta alegría y energía. El intento de perfección acaba llevándola a un estado de estrés y frustración que desembocan en una actitud cínica y en el abandono de la tarea emprendida. Es importante para los perfeccionistas fijarse unos objetivos que sean realista y aceptar el fracaso si ocurre.
Es básico para los perfeccionistas aprender a convivir con el fracaso y, sobre todo, saber perdonarse a sí mismos si no se llega a la perfección que buscaban.
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