Bien decía Séneca, en una de las mejores frases sobre el medio ambiente, que «Todo el arte no es más que la imitación de la naturaleza». En efecto, cada paisaje, cada entorno climático, cada ser vivo, forma parte de un sistema en el que impera la perfección de manera natural. Lamentablemente, la más inteligente de las criaturas ha sido también la más dañina. Las acciones del ser humano han sido determinantes en que existan tantos animales en peligro de extinción. El daño de los entornos naturales, la tala, la quema, la contaminación y la cacería han sido determinantes en que muchas especies hayan desaparecido o estén a punto de hacerlo. El majestuoso rinoceronte blanco del norte se suma a la lista, con perspectivas que parecen condenarlo a una pronta desaparición. Hoy en Supercurioso te contamos sobre este hermoso animal y su poco alentadora historia.
La historia del rinoceronte blanco del norte
Los rinocerontes que recorren las sabanas africanas y los zoológicos del mundo pertenecen a un club exclusivo de especies de gran porte: con hasta cuatro metros de largo y casi uno noventa de altura, es el cuarto mamífero terrestre más grande del planeta, y también el cuarto más pesado, después de las especies de elefantes. Sin embargo, su desgracia ante los humanos nada tiene que ver con su carne. Ha sido perseguido y casi exterminado debido a las propiedades imaginarias de su cuerno, un cono de queratina al que le atribuyen virtudes afrodisíacas y que también usan como mango para puñales.
Además de ello, el rinoceronte blanco del norte también ha sido esclavizado por décadas, siendo exhibido como atracción en los circos que recorren el mundo. Esta especie que ha atravesado por tantos atropellos a lo largo de su historia, incluso obtiene su nombre gracias a una confusión colonial y sudafricana. Los colonos holandeses en Sudáfrica bautizaron a esta especie, cuando se toparon con ella en el siglo XVII, como rinoceronte “wijde”, que en español significa ancho, refiriéndose a la forma de su labio y para diferenciarlo de la otra especie, que lo tiene picudo. Posteriormente confundieron esta palabra con la inglesa “white” y así fue como el rinoceronte “ancho” se convirtió en “blanco”, especialmente en blanco de cazadores y traficantes de cuernos que los han llevado al borde de la extinción. Como te darás cuenta, nada de blancos tienen estos imponentes animales.
La diferencia entre el rinoceronte blanco del norte y el del sur
El rinoceronte blanco del norte y el del sur tienen ciertas diferencias que condicionan la supervivencia de su especie. El del sur está presente mayoritariamente en Sudáfrica, Namibia y Zimbawe. Estuvo a punto de extinguirse a fines del siglo XIX, pero con políticas de conservación logró recuperarse y hoy en día está relativamente fuera de peligro. Su compañero del norte, presente principalmente en Kenia, no corrió con la misma suerte. Hace algunos años quedaban tan solo siete ejemplares de la especie, pero este número se ha reducido dramáticamente, hasta llegar a tan solo dos rinocerontes vivos, y ambas son hembras.
¿Cuál es la realidad del rinoceronte blanco en la actualidad?
En la historia del rinoceronte blanco del norte tres nombres llaman poderosamente la atención, y marcan la historia de lo que parecen ser los últimos pasos de una especie sobre la tierra. Estos son Sudan, Najin y Fatu. El primero fue el último rinoceronte blanco del norte macho que vivió. Su historia es del todo dramática, pues durante décadas fue explotado en circos. Cuando al fin fue rescatado, pasó el resto de sus días en los amplios y pacíficos pastizales del norte de África, en una reserva natural en el corazón de Kenia. Murió por causas naturales, llevándose consigo toda posibilidad de procreación natural.
Luego de la muerte del padre, en el año 2018, le sobrevivieron su hija, Najin, y su nieta, Fatu. La primera idea que embargó de tristeza a la comunidad científica, fue la obvia: quedando tan solo dos hembras de la especie en todo el mundo, parecería que la extinción ya no es discutible, sino que se planta como un hecho del que resulta imposible escapar. Sin embargo, la ciencia parece asomar una luz de esperanza en la historia de este mamífero fenomenal.
¿Qué puede hacer la ciencia por la especie?
Una última esperanza se teje sobre el rinoceronte blanco del norte. Algo que si hubiese sido dicho hace tan solo unas décadas habría resultado imposible, pero que hoy, con los avances de la modernidad, parece ser una salida para dar continuidad a la especie. Todas las expectativas se tejen en torno a la medicina y a las técnicas de fertilización in vitro. Al parecer, se han desarrollado nuevas técnicas que podrían permitir la gestación de nuevos bebés de esta especie. Pero, ¿Cómo se haría aquello, si ya no quedan machos vivos?
Pues la ciencia, en su análisis visionario de la especie, hizo que se conservaran muestras de espermatozoides de machos muertos en biobancos. No se trata de un procedimiento sencillo. Todo lo contrario. Lo que plantean los investigadores en este sentido es que tendría que utilizarse el tejido de ovarios de rinocerontes hembras fallecidas para cultivar muchos huevos, que puedan ser fertilizados desde un laboratorio, utilizando los espermatozoides conservados de los machos también fallecidos. Una vez conseguida la fertilización se implantaría en los cuerpos de Najin o de Fatu, generando así un eventual embarazo.
Quienes trabajan en ello estiman que lo recomendable es empezar con estas fertilizaciones in vitro utilizando los cuerpos de rinocerontes blancos del sur hembras. Se trata de una especie similar y que ya no tiene riesgo de extinción, por lo que podría ser un buen indicativo de cómo funciona el proceso, para luego pasar a procurar un embarazo a Najin o a Fatu. En todo caso, la historia del rinoceronte blanco del norte parece pender de un hilo y contar con los avances de la ciencia, la medicina y la genética, como única promesa de continuidad.
Y tú, ¿Conocías la dramática historia del rinoceronte blanco del norte? Si eres, como nosotros, un amante de la naturaleza, no te pierdas esta selección de los animales más inteligentes del mundo.