Jornadas de muchas horas de trabajo, reuniones eternas, tareas que parecen no tener fin, elevadas cargas de estrés y presión, malas relaciones con los compañeros y jefes… ¿Te suenan familiares estas frases? ¡Cuidado! Puedes estar frente al síndrome de Burnout, también llamado síndrome del trabajador quemado. En Supercurioso ahondaremos en las características de este peculiar síndrome, que va ganando espacios de manera preocupante en las sociedades modernas, llenas de oficinas, contaminación, exigencias y horarios de trabajo que pueden hacerse eternos.
El síndrome de Burnout o del trabajador quemado
Si eres de los que celebra los viernes, pero tienes un bajón en el ánimo cuando acaba el domingo, porque el lunes tendrás que volver a la oficina, pon mucha atención a lo que vas a leer. El síndrome del trabajador quemado es más común de lo que pensamos. Quizás ahora mismo, a tu alrededor, varias personas lo padecen. Si te sientes identificado con las características que leerás, es hora de ponerte manos a la obra en búsqueda de una solución, pues el Burnout puede tener consecuencias muy negativas para tu salud y tu vida.
1. ¿Qué es el síndrome de Burnout?
El síndrome de Burnout es un trastorno emocional que se refleja en un estado mental persistente de cansancio, insatisfacción y malestar, vinculado al trabajo y al entorno laboral. El también llamado síndrome del trabajador quemado se pone de manifiesto cuando percibimos una sensación de desmotivación, sobrecarga, incompetencia, injusticias o disfunciones en el trabajo. Estas sensaciones negativas en relación al aspecto laboral de la persona, se traducen en un trastorno de la energía y elevadas dosis de estrés.
Este síndrome no se manifiesta radicalmente de un día para otro. Al contrario, es un proceso paulatino, que empieza con pequeñas incomodidades y, si no es atajado a tiempo, evoluciona. La persona va progresivamente perdiendo interés en sus tareas, desmejorando las relaciones con sus compañeros, perjudicando el sentido de la responsabilidad e incluso puede llegar a lesionar el autoestima y generar profundas depresiones.
En este sentido, el síndrome puede dividirse en dos tipos: el Burnout activo, en el que la persona, aún en estado de incomodidad, mantiene una actitud asertiva y busca el cambio de la situación; y el Burnout pasivo, que generalmente es la siguiente etapa. En este momento, la persona desarrolla sentimientos más profundos de insatisfacción y frustración, que se traducen en una apatía general con el entorno y las labores.
2. Causas del síndrome del trabajador quemado
Si bien el resultado del síndrome del trabajador quemado siempre se resume a una insatisfacción y malestar general con todo lo vinculado a nuestro trabajo; las causas suelen incluir aspectos propios del individuo y de la empresa. A escala personal, influyen las referencias pasadas, las características de personalidad, la trayectoria profesional, las expectativas y la tolerancia a la frustración. Al referirnos al ámbito organizacional, hablamos de los elementos que marcan el ambiente macro en el que la persona se desenvuelve. Entre las causas más comunes que generan el síndrome de Burnout, tenemos las siguientes:
- La falta de control: el hecho de sentirse atado a una metodología en la que no puedes influir, es una causa de frustración. La falta de control se resume en un sentimiento de incapacidad para influir en decisiones que afectan el trabajo diario, como por ejemplo las exigencias de horario o cargas de trabajo asignadas.
- Las expectativas poco claras: si no sabemos con claridad lo que se espera de nuestro trabajo, estaremos siempre con una sensación de incertidumbre que es un perfecto caldo de cultivo para desarrollar el síndrome del trabajador quemado.
- La dinámica de trabajo disfuncional: si tenemos relaciones interpersonales insanas, como conflictos con compañeros, constantes diferencias de criterios mal encausadas, problemas de comunicación o desvalorización de parte de jefes, se genera una disfuncionalidad que se evidencia en el estado de ánimo con el que trabajamos.
- El mal ajuste en el empleo: esta es una causa común y simple. Si somos geniales escribiendo o diseñando, pero nuestro trabajo es revisar planillas de datos y hacer cálculos todo el día, estaremos ante un escenario en el que la labor no se ajusta a nuestras capacidades, intereses y talentos. Esto puede desencadenar una frustración muy rápida e incluso afectar el autoestima.
- Llegar a los extremos: estar en una situación de pasividad y monotonía constante resulta muy agotador. Lo contrario, el permanente caos y velocidad, es igual de nocivo. Las actividades requieren de equilibrio entre períodos de gran movimiento, con otros un poco más calmados.
- El desequilibrio y la falta de apoyo: si trabajamos muchas horas por día y nos queda poco tiempo para la vida personal, o bien si no encontramos en ella (nuestra familia, pareja, hijos o amigos) la contención necesaria, el síndrome de Burnout puede escapar de las fronteras de la oficina y afectarnos de manera integral.
3. ¿Qué síntomas presenta?
El síndrome del trabajador quemado tiene síntomas que, si prestamos atención, podremos visualizar en nuestro propio comportamiento, o en el de las personas que nos rodean. He aquí las principales:
- Agotamiento emocional: se hace presente un sentimiento de cansancio, fracaso e impotencia. La fatiga física y psíquica puede manifestarse en dificultades para concentrarnos, nerviosismo, problemas de comunicación y comportamientos agresivos.
- Despersonalización: en virtud de una sensación de desmotivación permanente, podemos poner de manifiesto actitudes apáticas, irritables o negativas de cara a los clientes, usuarios, compañeros o superiores.
- Falta de realización personal: la frustración de nuestras expectativas, el sentimiento de estancamiento y los pocos motivos de realización se pueden traducir en manifestaciones importantes de estrés y un daño en el autoestima, una de las consecuencias más graves del síndrome de Burnout.
Si consideras que varias de estas condiciones están presentes en tu día a día laboral, resultaría interesante que te realizaras algunas preguntas para orientarte con más precisión sobre lo que te puede estar ocurriendo. Si definitivamente sientes que padeces el síndrome del trabajador quemado, la mejor opción siempre será buscar ayuda psicológica profesional. Mientras tanto, ensaya con responder las siguientes cuestiones:
- ¿Te has vuelto cínico o crítico en el trabajo?
- ¿Te cuesta mucho salir de casa para ir a la oficina, en especial los lunes?
- ¿Te has vuelto irritable o impaciente con tus compañeros de trabajo o clientes?
- ¿Te falta la energía para ser consistentemente productivo?
- ¿No sientes satisfacción por los logros que has conseguido en tu trabajo actual?
Si la respuesta a estas preguntas ha sido afirmativa, es importante que busques la asesoría profesional de tu confianza y no permitas que el síndrome de Burnout siga avanzando.
4. ¿Cuál es el tratamiento?
El tratamiento del síndrome de Burnout va a depender en gran medida de la voluntad y actitud que tengamos para afrontarlo. Se recomienda, en general, tener presentes algunas pautas: identificar los factores estresantes en nuestro trabajo es un primer paso. Después de tener claro qué es lo que más nos molesta, podremos evaluar cuáles de esas cosas estamos en capacidad de resolver, y cuáles no.
La actitud es un tema fundamental. Es importante que, aunque por momentos veas todo negro, procures siempre buscar elementos positivos que te ayuden a mejorar el ánimo. Charlar un poco con tus compañeros más allegados a la hora del almuerzo, escuchar algo de música o leer en la web algunas Frases para disfrutar tu trabajo, son pequeñas acciones que, si las integramos a nuestras rutinas, pueden ayudarnos a combatir el síndrome de Burnout, y a fortalecernos como profesionales y como personas.