En Supercurioso te hablamos una vez de los animales más peligrosos del mundo. En esta ocasión queremos hablarte de un hecho realmente sorprendente: ¿sabías que los caracoles provocan más muertes anuales que los tiburones?
¿El caracol es más peligroso que un tiburón?
Parece mentira que esto sea posible, ya que cuando pensamos en muertes de humanos a manos de otros animales solemos visualizar temibles depredadores como cocodrilos, tiburones, hipopótamos o serpientes No obstante, los caracoles, atentos, provocan 10.000 de personas anualmente. Increíble, ¿verdad?
Si lo comparamos con las muertes provocadas por serpientes (los más peligrosos para la raza humana) que son 50.000 al año o con las víctimas anuales de perros 20.000 al año (por el contagio de rabia la mayor parte), parece poco. Sin embargo, compáralo con las víctimas anuales de tiburones, 10 al año; de leones, 100 al año y de hipopótamos, 500 anuales. Al poner de lado las cifras los caracoles nos resultan verdaderamente peligrosos, causan tantas muertes como la mosca tse-tse. ¿Por qué?
¿Qué hace tan mortífero al caracol?
Los adorables caracoles son en muchas ocasiones portadores de una enfermedad provocada por unos gusanos parásitos, llamada esquistosomiasis. ¿Cómo se contagia? Cuando los caracoles entran en contacto con el agua, la infectan con sus parásitos. Un ser humano bebe de este agua tan peligrosa y ya han entrado en su cuerpo los parásitos. Al principio no es evidente pero, poco a poco, los inquilinos van poniendo sus huevos que son los que llevan a sufrir esta enfermedad parasitaria tan terrible.
¿Qué síntomas tiene? Parálisis en las piernas y vómitos de sangre. Horrible. Se trata de una dolencia bastante común en zonas aún en vías de desarrollo, sobre todo en el continente africano. La OMS (Organización Mundial de la Salud) publicó un cálculo en el que aseguraba que más de 160 millones de personas sufren esquistosomiasis en todo el planeta. Aunque existen tratamientos eficaces contra esta enfermedad, es muy difícil evitar recaídas, ya que al fin y al cabo el contacto con el agua infectada a veces resulta inevitable.
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