En Supercurioso te hemos hablado en algunas ocasiones de criaturas sorprendentes como los vampiros o los hombres lobo. En esta ocasión queremos fijarnos en algunos seres súper populares en nuestra cultura, que se nos antojan poderosísimos y que, sin embargo, difícilmente podrían sobrevivir. ¿Quieres conocerlos? ¡Acompáñanos!
1. El minotauro
Una criatura medio hombre, medio toro. Un ser de fuerza descomunal que se convirtió en la bestia del laberinto de Creta. Una prisión para él en la que quienes se perdían encontraban una muerte segura, pero ¿podría realmente el minotauro moverse con tranquilidad por un laberinto?
Hay un inconveniente esencial: los ojos de esta criatura. Estos son como los de las vacas y están situados a ambos lados de su cabeza. Son ideales para poder controlar los flancos izquierdo y derecho y percibir rápidamente un ataque. No obstante, no todo son ventajas. ¿Qué pasa con la percepción de profundidad? Es muy, pero que muy reducida. Lo que nos llegar a la primera incoherencia de este ser: se trata de un asesino con las características de una víctima natural. Estas dificultades visuales se vuelven todavía más terribles si estás en un laberinto, ya que las vacas son incapaces de interpretar un giro (esquina) de 90º frente a ellas, un elemento básico en los laberintos. Entonces, la reacción de un minotauro al aparecer en un laberinto sería como poco un ataque de claustrofobia, ya que sería incapaz de detectar el camino que debe seguir. Todo le parecería un callejón sin salida y terminaría por morir sin necesidad de que Teseo entrase en juego. Concluimos pues, que el minotauro sería una criatura muy poco eficaz como depredador y que todavía sería más inútil situada en un laberinto. No obstante, nos quedamos con la espectacular imagen mitológica que algún día alguien brillante ideó.
2. El hipogrifo
Posiblemente recuerdes a Buckbeak, el hipogrifo de Hagrid sobre el que tantas veces montó Harry Potter y que lo sacó de algún que otro aprieto. Una criatura maravillosa mitad caballo, mitad águila que surcaba los cielos con una agilidad espectacular. Pero, ¿sería capaz de volar este animal con cuerpo de caballo?
Para que un pájaro pueda volar hay que tener en cuenta dos aspectos básicos correlacionados: su peso y el área de sus alas. En este sentido hay un problema con el hipogrifo y es el mismo motivo por el que la mayoría de aves gigantes (véase el avestruz) no pueden volar. Hay un límite de peso respecto a la superficie de las alas que hace que un ave no pueda volar y está claro que el cuerpo de un caballo pesa y mucho, en concreto unos 500 kg de media. Esto obligaría al hipogrifo a tener unas alas de prácticamente el largo de un campo de básquet, por no hablar de la fuerza de sus alas que tendrían que soportar el peso y a la vez permitirle volar. Con esta medida y esta masa muscular, ¿qué pasaría con sus alas cuando estuviera en reposo? Le sobraría muchísima superficie que iría arrastrando. Un auténtico desaguisado evolutivo que no tardaría en extinguirse por inviable. Eso sí, nosotros ya hemos visto volar a uno en la gran pantalla y nos quedamos con esas impresionantes tomas y nuestra imaginación.
3. El hombre lobo
El hombre lobo tan presente en nuestra cultura contemporánea tiene un problema biológico básico que nos ha sorprendido: su aparato digestivo. Éste cuando es humano difiere muchísimo del de los lobos, por lo que cada noche el hombre lobo sufriría como poco unos retortijones terribles, pero hay más.
Los lobos cuentan con unos estómagos de tamaño considerable en el que pueden llenar sus estómagos con de 3 a 6 kg de una sola tacada, ya que necesitan llenarse al máximo porque es posible que no vuelvan a comer en mucho tiempo. Además, no hacen ascos ni a los huesos ni a la piel. Imaginemos, entonces, que el hombre lobo abandona su forma de bestia después de pegarse uno de estos festines, ¿qué ocurriría al volver a ser hombre? Que su aparato digestivo simplemente explotaría o como mínimo se colapsaría. Como mínimo el hombre lobo en forma humana sufriría constantemente de unas diarreas insoportables que amenazarían su vida.
4. La Hidra
La hidra, esa bestia con múltiples cabezas de serpiente que se reproducían al cortarlas y que sólo Heracles consiguió vencer. ¿Podría haber sobrevivido una criatura así? La respuesta es negativa.
Lo cierto es que ninguna criatura podría soportar el peso de tantas cabezas sobre un sólo cuerpo y menos si estas van aumentando de número a medida que Heracles las va cortando. Puede que el héroe en un primer momento se encontrase con un adversario medianamente peligroso, pero a mientras fuera cortando cabezas, éste, científicamente, terminaría cayendo al suelo y gimiendo bajo el insoportable peso de sus extremidades superiores. Ahora el trabajo de Hércules no parece tan difícil, ¿no? Sea como sea, hay que reconocer que no nos gustaría cruzarnos con esta terrible criatura, aunque estuviera tumbada en el suelo.
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