Han pasado 75 años desde que Dorothy y Toto, sin saberlo, se encontraron tras el camino amarillo. Pero bajo el cacareo de sus monos voladores y sus brujas, se cierne una oscura sombra. ¿Quieres descubrirla con nosotros?
El lado oscuro del arco iris
Al parecer el camino amarillo estaba pavimentado con tragedia y mala fortuna. El rodaje fue perseguido por continuos percances, mientras a los miembros clave les esperaban vidas espectacularmente infelices.
El mago de Oz se convirtió así, en una de las grandes películas ‘malditas’ de Hollywood.
Hay incluso una leyenda urbana que cuenta que en una de las escenas se puede ver el cuerpo oscilante de un ahorcado (aunque en realidad, dicen que es solo la silueta del ave).
El cast
Aunque la mayor parte de su sufrimiento se ocultó detrás de las cámaras, la estrella Judy Garland -Dorothy– vivió momentos especialmente miserables. Tenía un contrato con la productora que la convirtió prácticamente en su esclava, permitiéndole sólo una comida al día y administrándole una bomba de barbitúricos diarios para que pudiera seguir el ritmo del agotador programa. Además fue empujada a fumar hasta 80 cigarrillos al día para suprimir el apetito. Todo esto, por supuesto, supuso un costo devastador para su salud.
Aunque no era la única que estaba pasando un calvario. La elección original para interpretar al hombre de hojalata, Buddy Ebsen, fue hospitalizado después de una reacción alérgica peligrosa al maquillaje plateado. A su repuesto, Jack Haley, le fue mejor pero por muy poco. El polvo de aluminio, que había recubierto los pulmones de Ebsen, se cambió por un maquillaje menos tóxico, pero aún así Haley sufrió también una dolorosa infección en un ojo.
Mientras tanto, durante el rodaje, la bruja malvada del oeste, Margaret Hamilton, sufrió quemaduras graves. Ella debía caer a través de una trampilla que estallaba en llamas.
Por desgracia la detonación se produjo antes de su caída a la red de seguridad. La actriz terminó en el hospital, jurando que no trabajaría nunca más con fuego.
Los extras
También la famosa escena de los monos voladores casi terminó en tragedia. Las cuerdas de suspensión se rompieron y los actores cayeron al suelo.
Los elfos no experimentaron tales calamidades pero su desenfreno fuera de pantalla se convirtió rápidamente en parte esencial del folclore Hollywoodiense. Entre toma y toma bebían y peleaban; se dice que complementan sus ingresos prostituyéndose entre el equipo. Estaban borrachos casi siempre y se metían en líos todas las noches. Para terminar de darle un tono delirante, se dice que la policía los atrapaba con redes de mariposa.
El mago de Oz, no fue un éxito en su estreno en el año 1939. A pesar de las buenas críticas y el hecho de que la novela de L. Frank Baum, en la que se basaba, era muy querida, el público no acudió a ver la película.
No fue hasta su reedición en 1949 que se obtuvo un beneficio real del film.
Suicidios
Para entonces, la «maldición» de la película ya estaba en boca de todos. Garland se hizo adicta a los fármacos hasta que en 1969 murió por una sobredosis, después de varios intentos de suicidio. Tenía 47 años.
Siguiendo una línea similiar, quedó incluso una posdata agridulce. Clara Blandick – la tía de Dorothy – vivió hasta los 81 años. Sin embargo, en 1962, colapsó tras una sobredosis de pastillas para dormir, después de haberse intentado asfixiar a sí misma con una bolsa de plástico. En su nota de suicidio, anunció que se estaba embarcando en ‘la mayor aventura’.
Mientras tanto, El mago de Oz ya estaba en su camino hacia el estatus de icono. En 1989, la Biblioteca del Congreso estadounidense la declaró como la película más vista en la historia, y Over The Rainbow fue posteriormente nombrada la mejor canción del siglo XX por la Asociación de la Industria Discográfica de Estados Unidos.
Desde el sufrimiento y la tragedia nació una película que inspiró a millones de personas. ¿La podemos entonces considerar una película maldita? ¿Qué opináis?