La maldición de Carmen Winstead es una leyenda urbana que data del año 2006, sobre el terrible asesinato de una joven por parte de 5 muchachas de su salón. Después del «accidente», la leyenda se volvió popular por una serie de correos electrónicos que comenzaron a circular, en una época en la que el correo era la principal red social, y que hablaban sobre la verdad escondida tras la muerte de Carmen. ¿Quieres saber más sobre la maldición de Carmen Winstead? Sigue leyendo para descubrirlo todo.
La escalofriante maldición de Carmen Winstead
Para el año 2006, las utilidades y herramientas que proveía internet no eran tan amplias como ahora, era un mundo sin Twitter ni Facebook, y otros aspectos de la red, como la Deep Web, eran bastante desconocidos. Sin embargo, era un buen lugar para toparte con una historia tenebrosa que te llegaba de repente a tu correo electrónico, y que tenías que reenviar si no querías que la maldición que traía consigo te cayera encima. Entre esas historias, ese año resaltó, sobre todo, la de Carmen Winstead, una joven norteamericana, estudiante de secundaria, que no parecía tener muchos amigos y que, según contaban, había sufrido un terrible accidente.
Sin embargo, la historia de la maldición de Carmen Winstead iba más allá. Aunque terrible al principio, a medida que se avanzaba en ella se tornaba tenebrosa e, incluso, escalofriante, y llegó a aterrorizar a más de un internauta. Sigue leyendo y descubre la terrorífica historia de la maldición de Carmen Winstead.
1. La broma fatal que terminó en asesinato
Carmen Winstead era una joven estudiante de secundaria, la mejor de su clase, pero también la más solitaria. No tenía muchos amigos, justo en una época de la juventud donde tanta falta hace una amistad. El día en el que comenzó la leyenda de la maldición de Carmen Winstead, el director de la escuela había comunicado a todos los alumnos y al personal que se realizaría un simulacro de incendio para poner en práctica las habilidades de los estudiantes en caso de algún accidente. Siendo así, cuando sonó la alarma nadie se extrañó y todos salieron de sus respectivos salones en calma, los estudiantes junto con los profesores, y se concentraron en el patio principal. Era una de esas mañanas calientes en las que el sol parece reprocharnos algo, y el calor, sumado al aburrimiento típico de cualquier joven en medio de estas actividades, abrumaba.
Fue en ese momento cuando a un grupo de 5 amigas, que pertenecían al mismo salón de Carmen Winstead, se les ocurrió la broma de empujar “accidentalmente” a Carmen en una de las alcantarillas cercanas. La idea era que, cuando llegara el turno de Carmen a la hora de pasar la lista, estas se podrían burlar de ella. «Carmen Winstead», vociferaría el profesor, «Carmen está en la alcantarilla», dirían las niñas, y entonces prorrumpirían la risotada general entre los muchachos. Incluso se les llegó a ocurrir que luego podrían bautizarla como “la chica de la alcantarilla”.
Las 5 amigas pensaban que iba a ser una simple broma pesada, así que, con inocencia y a su vez con malicia, se acercaron a Carmen y la fueron rodeando poco a poco, hasta que, cuando ella menos lo esperaba, la empujaron por la alcantarilla, y Carmen Winstead cayó. Entonces, cuando la profesora la nombró las chicas dijeron: “Carmen se encuentra en la alcantarilla”.
Acto seguido, todos comenzaron a reírse, pero las risas se detuvieron abruptamente cuando la profesora, tras asomarse por la alcantarilla para buscar a Carmen, lanzó un grito de espanto y se llevó las manos a la cabeza: su rostro, como El Grito de Munch, era la vida imagen del pánico. Y no era para menos, pues en el fondo de la alcantarilla lo que se veía era el cadáver de Carmen Winstead, con el rostro destrozado. Al caer, se había golpeado con la escalera metálica y su rostro de había raspado en el asfalto. Abajo solo había un cuerpo muerto.
2. Un mensaje anónimo: «Ellos la empujaron»
Todos quedaron atónitos: lo que había empezado como una simple broma terminaba en un asesinato. Al lugar de los hechos se apersonó la policía y, tras otear el cadáver, se dispusieron a hacer las averiguaciones pertinentes, entrevistando a todos aquellos que pudieran haber estado involucrados en el asunto. Sin embargo, la policía dio pronto el caso por cerrado, catalogándolo de un desgraciado accidente, después de escuchar los testimonios de las muchachas que habían empujado a Carmen Winstead, pues estas habían declarado haber visto a Carmen resbalar y caer en la alcantarilla por accidente, cosa que les había parecido muy graciosa en principio.
El asunto hubiese quedado hasta allí, como una pequeña tragedia juvenil, y seguro con el tiempo se hubiese olvidado, pero… Semanas después del asesinato de Carmen Winstead, empezaron a circular unos extraños correos electrónicos anónimos entre los alumnos y profesores de la escuela, bajo el título de «Ellos la empujaron». En el mismo, una persona anónima advertía que Carmen Winstead no había caído accidentalmente, sino que había sido asesinada por varias personas, y que en caso de que los culpables no asumieran su responsabilidad, iban a sufrir terribles consecuencias. A esto, en el colegio, se le empezó a llamar «la maldición de Carmen Winstead», pero lejos de ser tomada en serio, se trató como una simple broma de mal gusto de alguno de sus compañeros.
De nuevo, lo que en principio causó risas iba a terminar de una forma más trágica de lo esperado. Una noche, mientras la artífice de la broma contra Carmen se echaba una ducha, comenzó a escuchar una extraña risa. Ella también había recibido el correo titulado Ellos la empujaron. Confundida, cerró la regadera para intentar averiguar de dónde provenía, y para su horror descubrió que las risas parecían no venir de ningún lugar o de todas partes, de las paredes del baño o de su cabeza.
Asustada, se secó y vistió rápidamente y se fue a dormir. Alrededor de las 3:00 de la madrugada – una hora famosa por la sensación de inquietud que genera – los padres de la muchacha escucharon algunos sonidos raros que parecían provenir de la habitación de su hija, pero cuando se asomaron en la alcoba para revisar descubrieron que su niña no estaba allí. Inmediatamente, comenzaron a buscarla por todo el vecindario, desesperados, pero no tuvieron éxito. No fue hasta la mañana siguiente que un vigilante hizo el terrible descubrimiento: en la misma alcantarilla que había muerto Carmen estaba el cuerpo sin vida de esta joven. Como en una parálisis de sueño, la joven había sido poseída en sus pesadillas. A partir de entonces, ya nadie en la escuela se reiría de la maldición de Carmen Winstead, y todos se tomarían el correo de «Ellos la empujaron» más en serio, e incluso con temor.
En pocos días, otras dos de las otras cinco amigas responsables de la muerte de Carmen Winstead habían sido encontradas en el mismo lugar, lo que llevó a que clausuraran la alcantarilla, sellándola con unas rejas que quedaron soldadas, impidiendo, definitivamente, cualquier otro caso similar. Todo parecía indicar que estas muchachas se habían suicidado, pero después ocurrió algo más tenebroso: otra de las 5 amigas fue encontrada en el mismo hoyo, y las rejas de la alcantarilla habían sido arrancadas, aparentemente por alguien con fuera sobrehumana. Para entonces, se podía oler el miedo de la última muchacha.
Después de este acontecimiento, la policía puso vigilancia continua en esta alcantarilla, pero esto no evitó que poco tiempo después apareciera la quinta muchacha, aunque en una alcantarilla distinta. Por más que la policía investigó el asunto, nunca logró dar con alguna evidencia que indicara asesinato, y tuvieron que cerrar los 5 casos como suicidios aislados, sin culpable alguno. Sin embargo, meses después circuló otro correo que aclaraba que no habían sido suicidios, sino la maldición de Carmen Winstead, que había poseído los cuerpos de las culpables.
Después de estas muertes, la situación en el pequeño pueblo pareció calmarse, pero, según cuenta la leyenda cibernética, todo aquel que no crea la historia de la maldición de Carmen Winstead sufrirá el mismo destino.
3. Una de las leyendas urbanas más perturbadoras
La maldición de Carmen Winstead fue una de las leyendas urbanas perturbadoras más populares de aquel año, y estuvo circulando por correo electrónico durante meses. Recientemente, tuvo un repunte a través de Facebook, provocado por esos azares que gobiernan internet, junto a la frase «Ellos la empujaron». Quizá la razón de su popularidad fue, sobre todo, que miles de personas compartieron por Internet ante el temor de que pudiera hacerse realidad.
Esperamos que hayas disfrutado descubriendo todos los detalles sobre la historia de Carmen Winstead. Si te interesan tanto como a nosotros este tipo de leyendas urbanas, te recomendamos que conozcas también el curioso fenómeno de Slenderman o el muñeco Robert, una historia de terror real. Incluso, si eres un amante del género, te recomendamos que no te pierdas esta recopilación de Frases de Terror. Por el resto, te animamos a que nos dejes un comentario con tu opinión. ¡Estamos deseando leerte!