La imagen de la portada forma parte de una instalación artística llamada Zapatos rojos, creada en el año 2009 en Ciudad Juárez, México, y dedicada a las mujeres que han sufrido violencia de género.
Hemos visto en varios de nuestros artículos cómo la mujer ha sido objeto de constantes agresiones a lo largo de la historia, en temas que van desde pautas para vivir la sexualidad hasta prácticas terribles como la ablación o el planchado de senos, que se insertan necesariamente en normas de la sociedad para el comportamiento femenino, que instauran matrimonios no deseados entre niñas y hombres adultos, robándoles la oportunidad a millones de niñas de tener una infancia tranquila.
Lo terrible es que estas agresiones tiñen toda la esfera social y cultural, “permitiendo” que la mujer siga sufriendo abusos de todas clases, sin distinción de escolaridad, clase social, estado civil, raza o religión. Literalmente, en todo el mundo se cometen a diario feminicidios, esto es, homicidios de mujeres motivados por misoginia, sexismo o desprecio hacia ellas, siempre suponiendo algún tipo de propiedad sobre sus vidas.
Cuál es la diferencia entre homicidio y feminicidio
En términos generales, un feminicidio se reconoce cuando el género de la víctima es relevante, es decir, cuando una mujer o una niña son asesinadas en razón de su sexo.
En este sentido, el feminicidio es la expresión de la violencia extrema contra la mujer, y además muestra que esta violencia es generalizada y social como consecuencia de la desigualdad entre hombres y mujeres: la estructura de poder y el control que los hombres tienen sobre las mujeres y las niñas les permite disponer de sus vidas y sus cuerpos como si fueran un objeto.
En general, los actos violentos que se ejercen sobre el cuerpo femenino son de alguna manera “justificados” por las relaciones de parentesco (si son hijas, o si son pareja), ya que como son parte del ámbito familiar, las autoridades no suelen abocarse a investigaciones exhaustivas; eso, sí o sí, implica la responsabilidad y complicidad de los Estados.
No todo asesinato de mujeres es feminicidio, ahí entraría el concepto de homicidio, que es matar a un ser humano sin importar su sexo.
El feminicidio comprende toda una progresión de violencia, que va desde el maltrato emocional y psicológico, golpes, insultos, tortura, violación y prostitución hasta abuso infantil, mutilaciones genitales y asesinato.
Si bien hay Estados más progresistas y cuidadosos con la condición de las mujeres, aún hoy existen muchos más donde no se ofrecen garantías a las mujeres ni condiciones de seguridad para sus vidas (ni en el hogar ni en el trabajo).
El feminicidio existe en todo el mundo, sobre todo en aquellos países en donde el propio Estado tolera la violencia de género o la promueve a través de “normas y tradiciones culturales”.
Algunos datos impactantes
El aborto selectivo ocurre cuando se interrumpe el embarazo al saber que el sexo del feto es femenino. Sucede sobre todo en sociedades en que las niñas se consideran inferiores a los niños, como en la India. En este país suele practicarse porque los niños son los que perpetúan el linaje, heredan la propiedad y cuidan de los padres en su vejez, y en cambio las niñas deben aportar una dote al matrimonio. Ellas suelen sufrir más abandono que los niños, se las lleva menos al médico y, en caso de escasez, sus hermanos varones comen mejor y son mejor atendidos.
China es otro país en donde se practica regularmente el aborto selectivo, ya que las niñas no son consideradas una fuerza de trabajo que mantendrá a los padres.
Esto ha hecho que haya una disparidad muy grande entre hombres y mujeres y, en el caso de los chinos, se ven obligados a acudir a las comunidades chinas de otros países para casarse, pues en China no hay suficientes mujeres.
En cuanto a las cifras, las mujeres entre 15 y 44 años de todo el mundo tienen más probabilidad de morir por mutilación o asesinato que por cáncer, accidentes de tránsito, malaria o guerras. ¡Escalofriante!
Cada año, entre 1.5 y 3 millones de mujeres de cualquier edad son víctimas de la violencia de género.
Hay países en donde no hay castigo para los feminicidios, y eso por diversas causas. En Honduras, por ejemplo, entre 2002 y 2013, 3.923 mujeres fueron asesinadas.
En Ciudad Juárez, México, los asesinatos de mujeres son repetidos y casi impunes. La novela póstuma del chileno Roberto Bolaño, 2666, trata precisamente de estos crímenes.
En India mueren anualmente 2.5 millones de niñas menores de 6 años.
Se sospecha también de feminicidios entre la población indígena de Canadá: desde 1980 se han reportado 500 mujeres desaparecidas o asesinadas, y tomando en cuenta lo reducido de esta población, este número resulta por lo menos desproporcionado.
Iniciativas en contra de la violencia
A lo largo del siglo XX y lo que va del XXI ha habido algunos movimientos importantes para generar leyes que protejan efectivamente a las mujeres, y conciencia sobre el trato inhumano que se les ha dado tradicionalmente.
Pero no sólo a nivel legal, también han ocurrido iniciativas originales por parte de los hombres, como la llevada a cabo en Turquía en 2014, donde jóvenes muchachos (y no tan jóvenes) salieron a la calle vestidos con falda como protesta al maltrato y violación de mujeres.
O la increíble decisión del Primer Ministro indio, Narendra Modi, de llenar la red social Twitter de selfies de padres con sus hijas para llamar la atención e impulsar una campaña nacional: “salva a tu hija, educa a tu hija”, la cual ha tenido una increíble e inmediata respuesta, con al menos 59.000 enlaces a la etiqueta #SelfieWithDaughter.
Y el pasado 3 de junio, en varias ciudades de Argentina, Chile y Uruguay se realizó una multitudinaria marcha de protesta en contra de los feminicidios, llamada #Ni una menos, frase tomada de un poema de Susana Chávez Castillo, quien lo escribiera en protesta de los feminicidios en Ciudad Juárez, y que fue asesinada en 2011 por su lucha a favor de los derechos de las mujeres. En el poema se habla de no permitir «Ni una más», ni una mujer más condenada a la violencia de género.
Actualmente las autoridades de varios países han implementado un «botón del pánico» para mujeres víctimas de violencia doméstica que está dando muy buenos frutos, al menos dan la seguridad a las mujeres de ser salvadas de golpes y hasta de la muerte. No es algo para tomarse a la ligera. Son bienvenidas todas estas iniciativas.
¿Qué opinas tú?