Puede que alguno de nuestros lectores haya enarcado una ceja ante el título de este artículo: ¿Personas que establecen con sus perros una relación casi materno-filial? ¿Se puede llegar hasta tal extremo?

Es posible que muchos se extrañen, no obstante, también sabemos que una buena parte de la población ni se sorprende, ni se alarma, es más, hace ya mucho tiempo que sus perros son como esos niños pequeños y adorables de la casa a quienes cuidar, querer y mimar.

¿Por qué no? Querer a un animal no entra dentro de ningún grado de locura, y aún más desde que un estudio reciente nos explica cómo se establece esta relación afectiva entre nosotros y nuestros queridos amigos peludos.

¿Te gustaría descubrirlo?

El vínculo entre tu perro y tú está en la mirada

Queda claro para empezar, que no todo el mundo llega a establecer una relación de esta intensidad con su animal. Aquellas personas que tienen a sus perros como simples guardianes y que apenas interacciona con ellos, no llegarán a profundizar en este tipo de apego y vínculo excepcional.

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Ha sido un trabajo llevado a cabo por el departamento de Ciencia Animal y Biotecnología de la Universidad Azabu (Japón) quien nos ha revelado algo que ya sabíamos:

  • La unión entre el hombre y el perro es algo que siempre nos ha caracterizado generación tras generación. Es una unión biológica que se determina por una hormona muy concreta a la vez que maravillosa: la oxitocina.
  • La oxitocina es esa sustancia química que aparece en nuestro cerebro social y afectivo cuando establecemos una relación de cariño con alguien, ya sea nuestra pareja o nuestros hijos.
  • La oxitocina es la hormona del amor, así pues, no hay nada exagerado o desmedido en decir que «queremos a nuestros perros como a parte de nuestra familia». Queda claro que no los priorizamos por encima de nuestros hijos pero, cerebralmente, el canal neurológico que establece el vínculo es el mismo que construimos le dedicamos afecto a alguien de nuestra familia.

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Otro dato que te interesará conocer es la manera en que «construímos esa relación tan intensa con nuestro perro». ¿Adivinas cómo? Si con los bebés ese cariño que ayuda a crecer al niño son las palabras, las caricias y el contacto físico, con los perros es la mirada.

Mirar a un perro refuerza enormemente la unión emocional con él. Ahora, bien, siempre hay quien dice aquello de que si miras a un perro lo desafías, es necesario saber diferenciar situaciones y situaciones.

perro y niño

Acercarnos a un animal que desconocemos y que está a la defensiva, no es lo mismo que acoger a en casa a un cachorro para integrarlo como parte de la familia. Es de este modo, y a través del apego continuado, y de esa mirada que le ofrecemos para darle aprobación, reconocimiento y cariño, la forma en que el perro nos edifica como parte de él mismo, de su identidad, de sus afectos, de su corazón.

Si nos limitamos a darle de comer sin otro tipo de roce, no estableceremos ninguna relación con el animal. Ahora bien, si día a día te sientas con él en el sofá, lo miras y le hablas, el animal te considerará no sólo su líder, sino su familia. Y tú, puede que lo veas como ese amigo peludo que ronca por las noches cuando duermes con él, que te incordia cuando quiere salir a jugar, o como ese «niño» al que te gusta mimar y que él, por su puesto, se deja mimar complacido y feliz.

El perro, mejor amigo del hombre

Como ves, las personas somos un compendio de química cerebral, y la ruta del cariño y del amor se establece del mismo modo entre personas y animales. Así que ahora dinos… ¿También tú quieres a tus perros como si «casi» fueran tus niños? No olvides dejarnos tus comentarios y conocer 4 signos de que tu perro te quiere muchísimo.