No en vano se dice que la cultura China es de las más complejas y antiguas que hay. Su amplio bagaje en el tiempo ha abarrotado los registros humanos con historias tan épicas, tan alucinantes, que sirven de inspiración para libros, películas y series de televisión. Seguramente se ensamblan sin mayor esmero, precisamente,porque las figuras que entretelen los antecedentes del país asiático son increíbles por sí solas.
Pero también se han recopilado un sinnúmero de relatos escalofriantes menos conocidos, como la técnica macabra que empleó el rey Goujian de Yue en los campos de batalla para asustar al enemigo. Te contamos el impactante relato a continuación.
La técnica más macabra para asustar al enemigo procedía de China
El mandato de Goujian en el Reino de Yue (actual Zhejiang), abarcó desde los años 465 hasta 496 d.C, período que coincidió con las etapas cumbres del último gran conflicto de las Primaveras y Otoños en China. Ésta revuelta histórica se originó tras el derrocamiento de la Dinastía Zhou, que por larguísimas décadas centralizó el poder en la nación.
Posterior a la caída de los Zhou, se instauró un estado feudal donde los reyes más poderosos se alzaron y batallaron para apropiarse de unos 170 estados pequeños. Con tales ambiciones expansionistas, los monarcas pretendían sublevar a sus enemigos, ampliar riquezas e imponerse ante los jerarcas más prominentes. En consecuencia, se llevaron a cabo numerosas luchas internas. Pero entre el Reino de Yue y el Reino de Wu se generó una rencilla especial que hizo de Goujian un oponente sumamente despiadado en el campo de batalla.
Goujian estrenaba apenas el reinato tras la muerte de su padre, el rey Yunchang de Yue, cuando el rey Helü de Wu intentó acabar con él en la Batalla de Zuili. Quizá creyó que por tratarse de un nuevo líder sería fácil de neutralizar. Sin embargo, el rey de Wu resultó herido mortalmente en el intento. Y en su lecho de muerte le pidió a su hijo Fuchai, heredero al trono, que nunca olvidara a Yue.
Años después del incidente, Fuchai derrotó a Goujian y lo convirtió en prisionero. Por más de tres años recibió humillaciones, fue esclavizado y ridiculizado. Hasta que, sorprendentemente, ganó la compasión de su rival y éste le permitió regresar a Yue. Una decisión bastante torpe, pues este ápice de bondad, significó su fin décadas más tarde.
Las tácticas del miedo del rey Goujian
El odio acumulado desde su encarcelamiento convirtió a Goujian en un depredador, cuya sed de venganza dio pie a nuevas estrategias políticas… mucho más perversas. Entre ellas, transformó a su armada en una de las más temidas por la traumática técnica que empleaban para asustar al enemigo.
Goujian ordenaba a un grupo selecto de hombres fieles a su reinado -colocados estratégicamente al frente del campo de batalla- que se decapitaran a sí mismos con afiladísimas espadas. Goujian buscaba con todo este escenario confuso y sangriento que los rivales comprendiesen que él era poderoso y que no tenía piedad de nadie. Extremo, ¿no?
Al rey Fuchai le tocó experimentar la renovada furia de Goujian décadas después de haberlo hecho su prisionero. O mejor dicho, cuando pudo sufrirla en su propia piel, prefirió no hacerlo.
La venganza del rey de Yue se estuvo gestando por más de una década, ya que para él, había lugar para el fracaso. En ese período se encargó de atemorizar a algunos, mientras que, por otro lado, pulía sus astucias políticas y maquiavélicas. Estrategías de las que Fuchai estaba muy bien informado, por lo que se negó a morir en sus manos. Una vez que Goujian logró dominar al estado de Wu, su antiguo opresor y adversario se quitó la vida.
A partir de ese momento, Goujian anexó Wu a sus dominios. Además, aniquiló con todo el sadismo que le caracterizaba cualquier amenaza posible en la ciudad.
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