Si eres de los que prestas atención a los detalles, quizás hayas notado que los que van a participar en una intervención quirúrgica, después de lavarse concienzudamente las manos, igual se ponen guantes. ¿Por qué? Porque hay un punto en nuestras manos, o más bien, diez puntos, en los que microbios y bacterias pueden protegerse del ataque de los más feroces y más efectivos antisépticos: bajo tus uñas.
Lo que hay bajo tus uñas…
Una gran revolución en la salud, no sólo a nivel hospitalario sino también en la vida cotidiana, fue el descubrimiento de que mantener las manos limpias, lavárselas antes de comer, manipular alimentos, niños o personas enfermas, después de ir al baño o de realizar trabajos en el campo, o antes de tratar una lesión o herida, podía hacer una gran diferencia entre permanecer sano o enfermarse.
Lavar las manos con abundante agua y jabón elimina la mayor parte de las bacterias y microorganismos que pueden hacernos daño, pero esta labor de desinfección casi nunca logra su cometido bajo tus uñas.
En los años 80 el Departamento de Dermatología de la Universidad de Pensilvania realizó una prueba limpiando a fondo las manos de una veintena de voluntarios, y luego los sometieron a un examen en el que pudieron detectar miles de bacterias en la zona subungueal, como se denomina a la zona de la piel que se encuentra bajo tus uñas.
Los investigadores llegaron a la conclusión de que el espacio entre la piel y las uñas brinda un refugio perfecto a las bacterias y microbios, gracias a la protección dada por la uña y a la humedad presente en este espacio. También mostraron que las uñas artificiales amplían la protección a las bacterias y que las enfermeras que utilizaban estos accesorios tenían las manos más contaminadas que las que preferían sus uñas naturales.
Bacterias frecuentes en la zona subungueal son las pseudomonas, que en situaciones normales dan un tono gris bajo tus uñas, pero que en algunos casos serios pueden dar a las uñas una coloración verde.
Estudios posteriores realizados en 2000 y 2002 confirmaron estas conclusiones, y otros realizados en los 90 indicaron que el uso de esmaltes y pinturas de uñas no ayudaban a mejorar la higiene de las manos.
La recomendación, si trabajas en centros de salud, de estética o de manipulación de alimentos, es que mantengas las uñas cortas, limpias y sin accesorios, y usar guantes cuando la asepsia deba ser total.
Y en la vida cotidiana, si los nervios te atacan y comienzas a comerte las uñas, estar consciente de que no es sólo queratina lo que estás comiendo.
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