Hay lugares en nuestro planeta que por una u otra razón se consideran malditos. En Supercurioso hemos visto el caso de 4 escalofriantes castillos malditos y el de los pisos malditos en los hospitales japoneses. En la mayoría de ellos la pretendida maldición se hunde en el tiempo y tiene más de leyenda que de realidad, pero a la mayoría nos encanta escuchar estas historias. En esta ocasión viajamos a EE.UU. a Dudleytown, el «pueblo de los malditos».
Dudleytown, el «pueblo de los malditos»
En Connecticut, en el término municipal de Corwell, se encuentran los restos de Dudleytown. Esta pequeña aldea rodeada de montañas, hoy desparecida casi por completo, es conocida como el pueblo de los malditos y sus ruinas son únicamente visitadas por excursionistas o cazadores de fantasmas. La historia de Dudleytown empieza en 1737 cuando fue fundada por un tal Thomas Griffis, aunque el nombre lo tomó de tres hermanos apellidados Dudley que se instalaron un par de años después. Sin embargo, la maldición se remonta 400 años atrás, a la Inglaterra de Enrique VIII, y al parecer cruzó el océano y fue llevada a América por esos tres hermanos Dudley en el siglo XVIII.
Según la leyenda local, los tres fundadores descendían de Edmund Dudley que fue decapitado tras la muerte de Enrique VII, por orden de Enrique VIII, acusado de traición. En el momento de su muerte, además de perder la cabeza, recibió una maldición que se extendía a todos sus descendientes.
Cuando los Dudley se establecieron en Dudleytown, desbrozaron el terreno para convertirlo en tierras de cultivo. Además de ellos, varias familias se instalaron en la aldea. Al parecer empezaron a sucederse extrañas muertes. En 1774 murió una familia entera sin llegar a saberse el motivo. Una mujer se suicidó y otra al parecer fue alcanzada por un rayo en el porche de su casa. Dos chicos desaparecieron y su casa ardió completamente. También se dieron varios casos de locura entre los habitantes. A partir de 1800 el pueblo fue quedando desierto, y hoy en día no quedan más que unas pocas ruinas.
Los historiadores dan una explicación a que Dudleytown quedase desierto, maldición aparte. Dicen que la dificultad para cultivar la tierra y la creación de industria en otras localidades fue la verdadera causa. También se ha hablado de que los casos de locura ocurridos entre la población pudieran estar causados por el alto contenido de plomo de las aguas del lugar.
En 1920 un médico neoyorquino se enamoró del lugar y creó una asociación llamada «Asociación para la preservación de la entrada al Bosque Oscuro y creación de una reserva natural». Los excursionistas que visitan la zona afirman haber visto orbes y notado un silencio realmente extraño en esa parte del bosque. Dicen que prácticamente no se oyen sonidos de animales e incluso el viento parece amainar cuando cruza el antiguo término de Dudleytown.
¿Pasearías tranquilamente por los terrenos de Dudleytown? ¿Existen en tu zona lugares malditos? Si te ha interesado esta historia, quizá quieras leer La maldición de Tamerlan, tan terrible como la de Tutankamon