Precisamente debido al espantoso olor que, en ocasiones, provocan los pedos no son nunca bien recibidos en fiestas, reuniones y mucho menos en citas amorosas, tanto que procuramos evitarlos, en la medida de lo posible o por lo menos reservarlos para la más absoluta intimidad. Pero, ¿y si este asqueroso olor fuese bueno para la salud?
El olor de los pedos ¿es malo o bueno para nuestra salud?
Los pedos, por asquerosos que nos puedan parecer, responden a una necesidad fisiológica de expulsar los gases que se producen durante la digestión y de no ser liberados provocan malestar y dolor abdominal. Sí, todo esto está muy bien, pero ¿por qué tienen que oler tan mal?
Aunque, como habréis notado no siempre huelen igual, pudiendo ser incluso inodoras, el olor de las flatulencias viene determinado por lo que comemos, que al mezclarse con la levadura simbiótica presente en el tracto gastrointestinal y posteriormente descomponerse, con la ayuda de la flora bacteriana, que se encuentra en el intestino, llegan a fermentar originando una serie de gases tales como el nitrógeno, hidrógeno, dióxido de carbono, metano y oxígeno. Estos gases no siempre se producen en las mismas cantidades, dando lugar a distintas combinaciones y por consecuencia también olores diferentes.
Si analizamos toda la gama de asquerosas fragancias podemos notar que siempre sobresalen dos olores claramente diferentes el olor a mantequilla rancia, cuando en el compuesto final hay más cantidad de ácido butírico, y el más repulsivo: olor a huevos podridos, determinado por la mayor cantidad de sulfuro de hidrógeno en la combinación resultante. Curiosamente este último, el sulfuro de hidrógeno se ha demostrado beneficioso para la salud.
Según un estudio realizado por el profesor Matt Whiteman en la Universidad de Exeter el sulfuro de hidrógeno tiene efectos terapéuticos en algunas enfermedades como la hipertensión, mala circulación e incluso el cáncer, ya que las mismas células lo producen en pequeñísimas cantidades para mantenerse vivas. Por lo que se esta probando a aplicarlo artificialmente, gracias a un componente llamado AP39 que libera ínfimas cantidades de este gas directamente a la mitocondria.
Pero aunque el gas liberado por el compuesto AP39 sea sulfuro de hidrógeno, el mismo emitido por las flatulencias, no hay porque sacar la conclusión de que el oler los pedos sea beneficioso como muchos han interpretado erróneamente. Así que si ya estabais preocupados por tener que realizar la asquerosa práctica del horno holandés. ¡Ya podéis respirar tranquilos! A ser posible, sin malos olores.