Las grandes pasarelas del mundo de la moda se convierten en espectaculares vitrinas que exhiben -además de los atuendos más destacados de las marcas más prestigiosas- a modelos despampanantes, cuyas expresiones faciales nos hacen pensar que viven hundidas en la desdicha. ¿Será que estar en ese ámbito les produce infelicidad?
Si bien es cierto que las modelos nunca sonríen al desfilar, especialmente aquellas que participan en la Semana de la Moda en Nueva York, Milán, París y Londres, los motivos detrás de estos rostros inexpresivos no están asociados directamente a un estado anímico. Más bien la historia de fondo se remonta a la época victoriana, y quizás el porqué de sus rostros alargados no te lo esperes.
La razón por la que las modelos nunca sonríen al desfilar
En el siglo XIX, cuando la fotografía ganaba terreno en la época victoriana, se popularizaron les cartes de visite (tarjetas de visita), una especie de recuerdos fotográficos que se les obsequiaba a invitados en fiestas o reuniones sociales. En estas tarjetas, los anfitriones debían posar con una inexpresividad facial particular que se denominó como el “desdén aristocrático”.
Vale decir que este concepto aristocrático parece confuso cuando la sonrisa comúnmente está relacionada con lo afable y lo cordial, pero en ese tiempo no estaban muy interesados en presumirle este tipo de cualidades a sus agasajados, ya que con sus rostros desdeñosos pretendían inferir superioridad, lo que para ellos era igual a ostentar su estatus social.
Por motivos no muy diferentes al de las acaudaladas familias victorianas, la industria de la moda adoptó el “desdén aristocrático” para engalanar a sus modelos con una soberbia que ellos consideran como eficiente a la hora de vender en un mercado lleno de glamour y lujo.
De hecho, sobre este tema en específico, un equipo de psicólogos de la Universidad de Nuevo México condujo un estudio con el que analizaron varias campañas publicitarias de marcas costosas y otras más asequibles. Timothy Ketelaar, uno de los especialistas que encabezó la investigación, concluyó que en marcas económicas existe una tendencia de modelos que sí sonríen, esto, para hacer sentir bien a los consumidores y proyectarles esa necesidad de complacer.
Por otro lado, las modelos en marcas más lujosas se muestran con el “desdén aristocrático”, no para hacer sentir mal al público, sino para exponer con expresiones faciales el porte de la marca que representan, que es el estatus y la exclusividad.
“En otras palabras, todo esto es parte de la vieja rutina del ‘difícil de conseguir’. Si no sonríes y no miras a la gente directamente, envías el mensaje de que vale la pena que te persuadan,” explica Ketelaar.
Además de las razones asociadas al estatus, las modelos nunca sonríen al desfilar para verse lo más neutral posible y así otorgarle al vestuario toda la atención que merece. La exigencia es tal, que algunas modelos confiesan que han tenido que figurar en sus mentes cualquier suceso triste o angustiante, a fin de mantener los típicos rostros severos mientras se encuentren en pasarela.
Y mejor no lo puede explicar Didier Grumbach, expresidente creativo de la Federación Francesa de Moda: “Si las modelos sonríen, la gente ve sus sonrisas. Si no lo hacen, ven sus vestidos».
¿Quéte ha parecido la historia detrás de por qué las modelos nunca sonríen? ¡Cuéntanos!
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