Al almacenamiento masivo de datos que corre a través de las distintas redes de comunicaciones mundiales se le conoce por su nombre en inglés, Big Data, y desde el inicio mismo de Internet, o incluso antes, cuando se universalizaron las comunicaciones telefónicas y el uso de las tarjetas de crédito, ha existido el temor de que los gobiernos y las corporaciones sepan demasiado de ti y puedan utilizar ese conocimiento en tu contra o, en el mejor de los casos, a su favor.
La manipulación de la Big Data, ¿teoría conspirativa o realidad?
El presente artículo y sus espeluznantes implicaciones se basan en una entrevista concedida por Martin Hilbert a la página web chilena The Clinic, publicada el 18 de enero de 2017. Hilbert, de origen alemán, es Doctor en Ciencias Sociales y PhD en comunicación, trabaja en la Universidad de California, es el asesor tecnológico de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos y, siendo funcionario del Cepal vivió varios años en Chile, por lo que habla el español con fluidez.
Este experto en redes digitales sostiene que la Big Data ha generado una inteligencia artificial que se interpreta a sí misma y toma decisiones sin intervención humana, a través de programas como Deep Learning, una I.A. presente hoy en día en teléfonos inteligentes, computadores y otros equipos de comunicación conectados a redes digitales.
Afirma que entre 2014 y 2016 los seres humanos produjimos el mismo volumen de información que toda la humanidad desde la prehistoria hasta 2014, y que esta información se duplica cada dos años y medio. Es una masa de información que sobrepasa la comprensión humana y que está siendo procesada por una I.A. como Deep Learning, y que podría permitir acceder a cualquier ser humano conectado a las redes, saber quién es, cómo es, qué está haciendo, qué va a hacer, y hasta cómo inducirlo a hacer lo que quieras.
Parte de esta inmensa red de espionaje y manipulación fue puesta al descubierto por Snowden hace algunos años, pero según Martin Hilbert se trataría apenas de la punta del iceberg, y pone algunos ejemplos, con Google y Facebook.
Si tienes Gmail en tu teléfono celular pueden saber dónde estuviste cada día y cada hora los últimos dos años, y lo que realmente asusta es que procesando esta información podrían decir con una certidumbre de un 90% dónde estarás cada día y hora del siguiente año.
Hilbert comenta también los resultados de un estudio realizado en Cambridge por el Dr. Michal Kosinski con la Big Data de Facebook:
“Teniendo entre 100 y 250 likes tuyos en Facebook, se puede predecir tu orientación sexual, tu origen étnico, tus opiniones religiosas y políticas, tu nivel de inteligencia y de felicidad, si usas drogas, si tus papás son separados o no. Con 150 likes, los algoritmos pueden predecir el resultado de tu test de personalidad mejor que tu pareja. Y con 250 likes, mejor que tú mismo.”
El manejo de esta información, su uso para bien o para mal, puede proporcionarte un poder inmenso, por eso no es de extrañar que de las 10 empresas más ricas del mundo, 5 sean proveedoras de información. O que luego de su estudio, Michal Kosinski haya creado una empresa, Cambridge Analítica, contratada por Trump para la campaña de las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016.
Es a partir de aquí donde el manejo de la Big Data y lo narrado por Martin Hilbert bordea la teoría de la conspiración, o una realidad francamente alarmante. Afirma que los asesores de Trump usaron la información de la Big Data y una metodología para crear perfiles de cada ciudadano que pudiera votar, y así elaborar una campaña personalizada, que le dijera a cada votante solamente lo que quería escuchar. Trump no habría sido el primero en usar esta técnica, ya antes lo había hecho Obama, en la campaña para las elecciones presidenciales de 2012, pero hay diferencias cuantitativas. Obama usó la Big Data para influir en unos 12 millones de votantes, mientras Trump lo usó con los 250 millones de electores.
Las posibilidades que se abren para manipular la opinión de las mayorías son de tales dimensiones que ponen en peligro los sistemas democráticos, no sólo por los actores internos, sino por la posibilidad de que el gobierno de un país pueda influir o intervenir en las decisiones de otros, manipulando su Big Data.
Hilbert cree que el rápido desarrollo de las tecnologías de información y la evolución de inteligencias como Deep Learning, alimentadas por una Big Data de proporciones sobrehumanas, nos llevarán a una especie de gobierno mundial y a una nueva especie de ser humano formado por la fusión de la inteligencia artificial con la biológica.
La Big Data puede tener usos benéficos, para planificar el desarrollo de una nación o sus programas de salud y educación; puede proporcionar datos más confiables y actualizados que los que dan los censos nacionales que se realizan cada 10 años. Pero, ciertamente, las posibilidades de manipular a los ciudadanos para obtener ventajas políticas o económicas suelen ser más tentadoras.
Como siempre, el problema no es que las máquinas con inteligencia artificial vayan a dominar al ser humano, sino que algunos seres humanos utilicen estas máquinas para dominar al resto, como se ha venido haciendo desde la invención de la primera herramienta.
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