En el corazón de la antigua Esparta, una sociedad conocida tanto por su severidad como por su singularidad militar, existía un grupo de personas esenciales pero trágicamente subyugadas: los ilotas. ¿Quiénes eran los ilotas? Originarios de regiones como Laconia y Mesenia, estos individuos fueron capturados o heredados de generaciones de esclavos después de las conquistas espartanas.
A menudo escondidos en las sombras de los relatos históricos glorificados, los ilotas eran mucho más que simples esclavos; eran el motor agrícola que sustentaba una de las culturas más legendarias de la antigua Grecia. Su existencia estaba irrevocablemente ligada a la tierra que cultivaban: no eran propiedad de individuos, sino del Estado espartano, lo que les confería un estatus único entre los esclavos de otras polis griegas. En este artículo de Supercurioso conoceremos más acerca de ellos.
¿Quiénes eran los Ilotas? Orígenes
Para entender realmente quiénes eran los ilotas, es esencial adentrarnos en los orígenes de este grupo, cuya existencia está intrínsecamente ligada al desarrollo y la expansión de Esparta.
Los primeros ilotas fueron, en su mayoría, habitantes de Laconia, una región cuyas comunidades fueron subyugadas por los dorios, los antecesores de los guerreros espartanos. Esto durante las invasiones que marcaban el final de la Edad Oscura de Grecia alrededor del siglo IX a.C.
Tras consolidar su poder en Laconia, los espartanos dirigieron su expansión hacia el oeste, en la fértil región de Mesenia durante el siglo VIII a.C., desencadenando la Primera Guerra Mesenia. La brutal conquista de Mesenia fue particularmente significativa, ya que transformó a su población en una vasta clase de esclavos agrícolas destinados a sostener la economía espartana.
Esta conquista estableció un precedente para la política espartana hacia los ilotas, cuya subyugación era vital para el mantenimiento del ideal espartano de una sociedad guerrera, donde los ciudadanos libres podían dedicarse enteramente al entrenamiento militar y la política. El término «ilota» mismo sugiere un origen relacionado con la captura o conquista, lo que refleja su estado perpetuo de servidumbre.
Para que no olvidasen que eran esclavos, la ley establecía que cada año recibieran un número determinado de golpes sin que hubiera otro motivo. Los espartanos establecieron una prueba para sus cuerpos de élite: la Krypteia. Los que la realizaban podían matar a cualquier Ilota que encontrasen en el campo por la noche y durante el día, acababan con aquellos que les parecían más fuertes y susceptibles de rebelarse.
Vida y condiciones sociales
Comprender quiénes eran los ilotas implica sumergirse en las facetas cotidianas de su existencia bajo el yugo espartano. Los ilotas eran principalmente agricultores, atados a parcelas de tierra que no les pertenecían, pero que debían cultivar. A diferencia de los esclavos típicos que eran propiedad de individuos, los ilotas eran considerados propiedad del estado espartano, lo que significaba que no podían ser vendidos ni liberados individualmente.
Esta singularidad les proporcionaba una especie de seguridad en su desdicha, ya que aseguraba su permanencia en su tierra natal. Sin embargo, también solidificaba su opresión, puesto que estaban permanentemente atados a un amo colectivo: el estado.
En términos de su vida cotidiana, eran más libres que los esclavos de otras ciudades estado griegas, por el hecho de que podían casarse y tener hijos. Luego, una vez pagado el tributo a su amo, podían quedarse con el resto de lo que producían.
Sin embargo, como eran mucho más numerosos que los Espartanos y estos temían un levantamiento, los humillaban y castigaban sin descanso. Los obligaban a llevar la cabeza afeitada para distinguirse de los ciudadanos, que lucían largas melenas. Además, debían vestir una basta ropa de cuero y tocarse con un gorro de piel de perro.
Principalmente, eran agricultores, pero algunas mujeres se destinaron al servicio doméstico. De las relaciones de los Homoioi y estas mujeres se formó una nueva clase social conocida como los «móthakes», que equivale a bastardos.
Los ciudadanos de Esparta, los “Homoioi” o Iguales, eran una clase privilegiada que se preparaba para la guerra desde su infancia, poseían tierras en usufructo otorgadas por el estado y no ejercían ningún trabajo ni profesión más allá del ejército o el gobierno.
Rol militar de los Ilotas
Aunque predominante es su papel de agricultores, los ilotas también tenían un papel crucial en el ejército espartano, lo que revela otra faceta de quiénes eran los ilotas. Durante períodos de guerra, estos esclavos servían como apoyo logístico, cargando equipamientos y suministros.
Sin embargo, su participación no se limitaba a tareas subalternas. En situaciones de escasez de tropas, los ilotas eran armados y luchaban junto a los espartanos. Por ejemplo, en la batalla de Platea en 479 a.C., se estima que siete ilotas acompañaban a cada espartano, lo que subraya su número y su importancia estratégica.
Solo existía para los Ilotas una manera de conseguir la libertad: luchando al lado de los Espartanos y realizando hazañas que fueran merecedoras de ese premio.
Primero acompañaron a los espartanos en calidad de asistentes para llevar su impedimenta y atenderlos tras las batallas. Pero más adelante, cuando empezó a disminuir el número de ciudadanos espartanos capaces de luchar, fueron obligados a guerrear y a cambio se les ofreció la libertad.
Camino hacia la Emancipación: el despertar de los Ilotas
Durante siglos, estos esclavos agrícolas y militares habían formado la base de la economía espartana, pero su destino comenzó a cambiar significativamente con la Batalla de Leuctra en 371 a.C. La derrota espartana ante los tebanos no solo debilitó el poder militar de Esparta, sino que también marcó un punto de inflexión para los ilotas, especialmente en Mesenia.
Los ilotas mesenios, aprovechando la presencia de las fuerzas tebanas, se rebelaron y fueron finalmente liberados. Esta liberación representó una reorganización del paisaje político del Peloponeso. Los mesenios liberados establecieron la ciudad de Mesene, simbolizando su nueva libertad y autonomía.
El proceso de emancipación continuó en los siglos siguientes, culminando en el siglo III a.C. bajo los reyes Cleómenes III y Nabis, quienes emanciparon a los últimos ilotas en un esfuerzo por reformar y fortalecer Esparta.
A través de estos cambios radicales, los ilotas dejaron un legado de resistencia y transformación que redefine quiénes eran los ilotas en la historia de Esparta. ¿Y tú qué opinas de la historia de esta valiente población? ¡Déjanos saber en los comentarios!