En la Antigua Grecia vivió una brillante y aguerrida mujer que se atrevió a enfrentarse a las barreras de género que en su época se imponían, para ejercer la medicina. Su nombre fue Agnodice y provocó un gran revuelo en una sociedad patriarcal, por haberse disfrazado de hombre para poder atender pacientes como ginecóloga. Descubre más sobre esta impresionante e inspiradora figura.
Agnodice, la primera ginecóloga de la historia que se vio obligada a fingir ser un hombre y ¡se atrevió a hacerlo!
En algún punto del siglo IV a.C., una mujer llamada Agnodice marcó un hito en la historia médica, cuando decidió hacer caso omiso de las convenciones sociales y perseguir su vocación, para ejercer la medicina dentro de un contexto en el que su género convertía este sueño en una tarea imposible.
Su historia fue contada por Gaius Julius Hyginus, quien vivió tres siglos después de Agnodice y escribió sobre ella en sus Fabulae. Aparte del recuento de Hyginus, no hay mucha documentación sobre esta galena, por lo que es considerada un misterio histórico.
Sin embargo, según lo que sí se sabe, Agnodice nació en el seno de una familia adinerada en la ciudad-Estado griega de Atenas. Su deseo de convertirse en doctora surgió al ser testigo del ascendente número de mujeres que morían durante el parto.
Aunque las mujeres tuvieron permitido aprender ginecología, obstreticia, sanación y partería durante el tiempo de Hipócrates, tras su muerte los líderes de Atenas descubrieron a algunas mujeres practicando abortos, y convirtieron el hecho de ser doctora un delito capital.
No obstante, Agnodice estaba decidida a convertirse en médico y ayudar a las mujeres de Atenas, así que se cortó el pelo y se vistió con ropa de hombre para seguir con su formación médica. Como excusa, utilizó entonces la enfermedad de un presunto amigo para poder viajar a estudiar en Egipto, donde las mujeres sí podían desempeñar un papel importante en la comunidad médica.
En Alejandría estudió medicina del mismo Herophilos de Chalcedon (335-280 a.C.), quien era un seguidor de Hipócrates y cofundador de la famosa escuela de medicina de Alejandría. Cuando volvió a Atenas, vestida de hombre, escuchó los gritos agonizantes de una mujer dando a luz y se apresuró a ayudarla, pero fue recibida con recelo por su aspecto masculino.
Frustrada, Agnodice dejó de lado su túnica y se reveló como una mujer. La sorprendida y expectante madre entonces aceptó su ayuda, cuyo conocimiento médico resultó en un parto seguro.
Después de este primer éxito, la noticia de las buenas artes de Agnodice -que seguía vestida como hombre para practicar la medicina- se extendió por toda la comunidad femenina. De repente, parecía que los servicios de ese joven médico «masculino» estaban en constante demanda, lo que resultó sospechoso para los hombres de Atenas, que creían que Agnodice de alguna manera estaba seduciendo a sus esposas, hermanas e hijas.
Por esta razón, fue llevada ante un jurado. Agnodice no podía hacer nada para refutar estas acusaciones aparte de mostrar la prueba más obvia (y quizás la más escandalosa): y así, dice la leyenda, sin vacilar, abrió sus túnicas y se expuso al jurado.
Esta acción empeoró la situación de la médico, pues el jurado, furioso por no haberse percatado de que una mujer estaba practicando medicina ante sus narices, ordenó su inmediata ejecución. Sin embargo, cuando sus pacientes, incluyendo algunas mujeres nobles -esposas de los hombres que querían condenar a Agnodice-, se enteraron de la situación, entraron abruptamente a la asamblea, exigiendo que Agnodice fuera liberada, diciendo:
«Ustedes hombres no son cónyuges, sino enemigos, puesto que están condenando a la que descubrió la salud para nosotros».
Impactados por estas palabras y, viéndose imposibilitados de negar la pasmosa habilidad de Agnodice para la medicina, el jurado se reunió y se inició una discusión sobre el destino de la mujer. Finalmente, se decidió liberar a Agnodice de los cargos que había en su contra y perdonada de pena de muerte, permitiéndole seguir ejerciendo la medicina.
La historia no termina aquí. El caso de Agnodice, supuestamente, fue el que aceleró los cambios en las leyes de Atenas, que terminaron por devolver a las mujeres la oportunidad de estudiar medicina.
Sea real el personaje o una mezcla de distintos casos, unidos en un mito, la historia de la primera ginecóloga nos inspira a no rendirnos cuando se trata de enfrentarnos a aquello que consideramos injusto y perseguir nuestros sueños.
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