Conocemos las costumbres del Antiguo Egipto, incluso las de los Vikingos, pero no conocemos de dónde vienen algunas de las más naturales y comunes tradiciones de nuestra sociedad, como, por ejemplo, usar vasos de cristal o cambiarnos de ropa de acuerdo a la estación del año. Incluso, desconocemos de dónde provienen normas básicas de higiene como el uso de desodorantes. En Supercurioso nos hemos preguntado cómo fue que tales tradiciones se instauraron y la respuesta se remonta al siglo IX en Andalucía, con la llegada de un joven esclavo llamado Ziryab. En esta ocasión, queremos contarte su historia —que en parte es la nuestra— ¿nos acompañas? 🙂
¿Quién fue Ziryab?
Abu l-Hasan Ali ibn Nafi nació en Irak en el año 789 d.C. Por su piel oscura y su melodiosa voz, era comúnmente asociado con un mirlo, de gran plumaje negro y excelente canto, fue gracias a esta asociación que tomó por nombre Ziryab. De acuerdo a las fuentes escritas, se dice que este encantador hombre tenía la potestad de agradar a cualquiera, tanto, que se hizo al mejor mentor del momento para que le enseñara a explotar su maravilloso don: la voz.
Fue así como Ziryab hizo que Ishaq al-Mawsili lo presentara ante la corte del califato. En ese momento, el califa quedó absolutamente impresionado por cómo este cantaba y recitaba. El rumor de que era el mejor cantante de la época no se hizo esperar y, muerto de celos, su maestro lo hizo huir de aquel lugar. ¡Y qué buena suerte! Porque el lugar al cual llegaría le abriría las puertas de par en par para conocer todo lo maravilloso de Ziryab.
1. Un viaje a Andalucía
Las narraciones sobre Ziryab no se ponen de acuerdo. En algunos casos, se dice que él era tan solo un esclavo que resaltó por sus magníficos atributos, por otro lado, algunos hacen hincapié en los viajes y las estancias que realizó (y que no cualquier esclavo podía lograr) a través de numerosos reinos al Norte de África. Pero en lo que sí coinciden las narraciones sobre Ziryab es en su paso y legado por el territorio español.
Cuentan que recorría el año 822 d.C., cuando Ziryab tuvo que huir debido a las amenazas de su maestro, fue justo en ese momento cuando se ofreció a Alhakén I, tercer emir independiente de Córdoba y que pertenecía a la dinastía Omeya, que gustosamente recibieron a nuestro protagonista. Se le considera un polímata (un sabio en campos diversos), ya que fue un experto en música, historia, astronomía, botánica, meteorología, geografía, moda y arte culinario.
Ziryab no solo fue conocido principalmente como un músico insigne que realizó muchas innovaciones en esa disciplina artística, sino también porque se formó en Bagdad, tierras enemigas del emir. No obstante, justo cuando Ziryab se encontraba realizando su viaje hacia Andalucía, el príncipe había muerto. Sin embargo, su hijo y sucesor, conociendo la fama de Ziryab, le renovó la invitación, poniendo a su disposición un palacio para vivir, un sueldo de 200 dinares y otras muchas prebendas… Fue en este lugar que Ziryab logró desarrollar e implementar bastantes tradiciones:
2. Legado musical
Los efectos de la música en el cuerpo son irrefutables y de esto tenía plena consciencia Ziryab. En este amplio campo, incursionó en modificaciones para tocar instrumentos, por ejemplo, añadió una quinta pareja de cuerdas al laúd y cambió la pieza que se usaba para tocarlo por otra más sutil y flexible, una pluma de águila.
Asimismo, se cuenta que fue él quien sentó las bases de la música andaluza y de la Nuba, la música clásica árabe del norte de África. Fundó en Andalucía una escuela de música, que puede considerarse uno de los primeros conservatorios del mundo y que estuvo en funcionamiento hasta muchos años después de su muerte. En esta escuela se aceptaba tanto hombres como mujeres y tenía métodos muy particulares para mejorar las habilidades de sus alumnos. Pero, al igual que los artistas modernos, su campo de influencia no se ciñó a la música, sino que trascendió a otros como la cultura, la moda, las costumbres y la etiqueta.
3. Influencia gastronómica
Para hablar de sus influencias en este ámbito debemos primero recordar que Ziryab conocía a la perfección los suntuosos banquetes de oriente, fue gracias a su amplia experiencia que inició a fusionar productos y preparaciones orientales con alimentos propios de la región. Inventó la primera receta de pisto que llevaba consigo aceite de oliva, berenjenas, calabacines, cebollas y membrillo.
De igual forma, creó el muy conocido ziriabí, un asado especial cuya base son las habas saladas. También inventó el Ziryaba, que lleva el nombre en su honor, se trata de un plato muy popular elaborado con queso o leche, cordero o ternera y una base hecha con almendras, azúcar y vinagre.
Otras de las aportaciones que hizo Ziryab y que siguen vigentes hasta el día de hoy son: la comida servida en tres tiempos (una entrada, un plato fuerte y un postre); también introdujo los espárragos en la cocina como un vegetal delicioso, saludable y nutritivo. Como puedes ver, Ziryab no solo introdujo nuevos sabores a la comida andalusí, también estableció protocolos como las copas de cristal, la utilización de manteles sobre la mesa y los tiempos de una cena. ¡Tal fue su acogida que aún hoy todo esto se practica!
4. Otras influencias
En el mundo del peinado también innovó introduciendo el flequillo, que hasta entonces no se utilizaba. También el afeitado de la cara de los hombres y el corte de pelo que dejaba libres las orejas, las cejas y el cuello. Ziryab no se quedaba quieto, creó un champú para el pelo, a base de agua de rosas y sal, que dejaba el cabello más sano y bello que antes. A su vez implementó una pasta de dientes cuya receta, aunque no ha llegado hasta nuestros días, sabemos que era de una textura y sabor muy agradables. Desarrolló un desodorante axilar para no oler a sudor, no obstante, ese no sería el cambio más relevante que haría…
Ziryab introdujo el cambio de vestuario según las estaciones: ropa oscura y pesada para el invierno y ligera y clara para el calor. Su idea era que el color del vestuario debe seguir el de las estaciones. Es por este hombre que se estableció la costumbre de no usar el blanco y otros colores claros cuando llega el otoño.
Cortes europeas y orientales lo admiraban, y con razón, Ziryab sería un hombre de nuevas tradiciones, tantas que poco a poco seguimos adoptando. ¿Quieres saber cuál fue el primer libro de cocina en la historia? Descúbrelo aquí.