La era victoriana fue una época de una mojigatería extrema, prueba de ello es el hecho de que se cubrían las patas de los pianos de cola ya que se consideraba «indecorosa» tanta desnudez en unas «piernas». Uno de los casos más curiosos, ocurrido en Londres en esa época, fue la historia de la hoja de parra que cubrió los genitales del David para la reina Victoria. ¡Acompáñanos a conocerla!
La hoja de parra que cubrió los genitales del David
Antes de empezar es necesario aclarar que en la historia del arte existe una gran confusión respecto al tipo de hoja que utilizaron Adan y Eva para cubrir sus vergüenzas cuando comieron del árbol prohibido. Para los artistas se trata simplemente de una hoja ancha, para las culturas mediterráneas era una hoja de parra, pero en las nórdicas suele hablarse de una hoja de higuera. En cualquier caso, la finalidad de la hoja era la misma, tapar aquello que por pudor no debía ser mostrado.
En 1857, el Duque de la Toscana, queriéndose congraciar con la Reina Victoria ya que le había negado la adquisición de una obra de Ghirlandaio para la National Gallery de Londres, quiso regalarle una reproducción del «David» de Miguel Ángel. La obra se hizo sacando pequeños moldes en yeso del original y finalmente se recompuso toda la estatua.
La gran escultura jamás llegó a estar en posesión de la Reina, ya que teniendo conocimiento de las dimensiones del obsequio, lo donó al que ahora es el Victoria & Albert Museum y que en aquel momento se inauguró con el nombre de Museo de South Kensington. Una vez instalado, la reina decidió visitarlo.
Cuenta la historia que en su primer encuentro con el David, la reina quedó sorprendida (y horrorizada) por la desnudez de la obra. El director del museo, para no disgustar a la monarca en futuras visitas, pensó que la solución era tener una hoja de parra (o de higuera) de las proporciones necesarias para cubrir la desnudez de la estatua si la reina acudía al museo.
La inmensa hoja de parra, (de más de 1 metro de alto) fue encargada a la firma anglo-italiana D. Brucciani & Co., que tenía sede en Londres. Se colocaron en la obra de Miguel Ángel dos ganchos, estratégicamente situados, para poder colgar la hoja rápidamente si era necesario.
La Reina Victoria no fue la única que se quejó y el director del Museo recibió varias cartas de visitantes que habían considerado que la desnudez de la escultura era indecorosa. Naturalmente, hoy en día la hoja de parra no cubre los genitales del David, pero se conserva detrás del pedestal de yeso de la estatua como una reliquia del pasado que nos permite ver como era la mentalidad de un tiempo no tan lejano.
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Imagen: VAwebteam