Durante una delirante ceremonia, un alcalde mexicano se ha casado con un cocodrilo como parte de una antigua tradición cuyo objetivo es traer suerte y bendecir a los pescadores locales. Descubre cómo se originó esta práctica.
Una novia peligrosa: este alcalde mexicano se casó con un cocodrilo en una ceremonia tradicional
En una ceremonia popular a la que asiste casi todo el pueblo, un alcalde mexicano contrajo matrimonio con un cocodrilo hembra, conocida como «la princesa lagarta». El animal fue bautizado antes de la ceremonia, luego fue vestida con un traje de novia a medida y se ataron sus mandibulas para el gran día.
La lagarta princesa también llevaba un velo mientras se paseaba por las calles, acompañada de música de banda, ante la vista de los habitantes del pueblo, en una elaborada procesión.
El reptil se casó con el alcalde de San Pedro Huamelula, Víctor Aguilar, en el ayuntamiento del pueblo al terminar el desfile.
Esta particular tradición donde el reptil hembra se casa con el alcalde es parte de un ritual que ha sido practicado por los indios Chontal, oriundos de México, desde 1789. Se trata de una costumbre que desde entonces ha distinguido al pueblo de San Pedro Huamelula del resto de las localidades del estado de Oaxaca.
La razón por la que se realiza este rito porque la creencia indígena es que la ceremonia trae buena suerte y prosperidad a los pescadores locales a lo largo de la costa del Pacífico del Istmo de Tehuantepec en el estado de Oaxaca.
Según la costumbre, el cocodrilo es considerado como una princesa, y se cree que traerá paz y prosperidad a su comunidad.
El alcalde Aguilar explicó que los marenos, como se le llama a los residentes locales, llaman al reptil «la princesa» y que el rol que debe llenar él es el de su marido.
«El baile que hacen aquí es como una ofrenda a Dios, para agradecer por la tierra, la cosecha, el pescado», describió uno de los residentes.
Según Juan Espinosa Hernández, regidor de Usos y Costumbres, la tradición comenzó décadas después de que se construyó el templo católico en el pueblo, edificado por frailes Dominicos en el año de 1703. A través de los años, ha tenido modificaciones, sin embargo la esencia de la fiesta permanece.
La costumbre es una mezcla de mitos prehispánicos y católicos con eventos históricos reales como la guerra entre moros y cristianos, y la guerra entre los indígenas chontales y los Ikoots de San Mateo del Mar.
Asimismo, toma elementos de las luchas de pescadores de la costa de Oaxaca contra los piratas holandeses, y finalmente como una remembranza de la conquista española.
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