El emperador Cómodo, conocido por las generaciones más jóvenes por ser el tirano en la película Gladiator, fue un personaje histórico cuya crueldad lo llevó a ser temido en su tiempo. Tanto que en la exitosa película, sus acciones y personalidad tuvieron que atenuarse porque la verdad parecería inverosímil. Descubre más sobre él.
El terrible Emperador de Gladiator y sus espantosas crueldades
Lucius Aurelius Commodus nació el 31 de agosto de 161 d.C. en Lanuvium (la Lanuvio moderna), a unos 14 kilómetros al sureste de Roma. Nació con un gemelo, pero su hermano murió cuando tenía sólo cuatro años. De hecho, fue el único hijo de la pareja real que sobrevivió la infancia.
Desde temprana edad Cómodo fue preparado para suceder a su padre al trono. Ya a la edad de cinco años, en el año 166 d.C., se le hizo César (emperador menor). Y en el año 177 d.C., después de la revuelta de Casio, Marco Aurelio lo proclamó Augusto y, por tanto, emperador conjunto.
Era un hombre guapo con una personalidad polémica. La crueldad, vanidad, poder y miedo lo llevaron a sentir sed de sangre y sospecha y lo convirtieron en un megalómano. Cómodo es recordado como un monstruo, un tirano que renombró meses en su propio honor y que mató indiscriminadamente a través de los circos en demostraciones ridículas de «masculinidad».
Cómodo estaba obsesionado con ser un gladiador. Cuando entraba en la arena, se desnudaba y golpeaba a personas físicamente discapacitadas en la cabeza frente a una multitud de ciudadanos romanos.
Sus actos eran salvajes y brutales. Obligaba a los gladiadores a venir a su casa y practicar con él, pero esa invitación significaba una muerte casi segura; nadie se atrevería a golpearlo, y cuando ganaba, no mostraba piedad.
Cada vez que se presentaba en la arena de gladiadores, Cómodo cobraba al Estado un millón de sesterces. Su amor por matar no sólo costó vidas, sino que ayudó a llevar la economía romana hacia el colapso total.
El emperador encontraba maneras de incluir la tortura en cada aspecto de su vida. Incluso en la cena. Una vez, sirvió a dos hombres jorobados en un banquete, como comida. Invitó a una multitud de la élite de Roma a su casa, y les sirvió en bandeja a los dos hombres, manchados de mostaza.
En realidad no los comieron. Los hombres estaban vivos, puestos en la mesa como una pieza central para humillarlos y divertir a sus invitados.
Pero su depravación no se detuvo allí. Según el rumor romano, el joven preadolescente Cómodo lanzaba a las bestias salvajes a cualquiera que se burlara de él, a los compañeros de juego que lo despreciaban (o, una vez, un esclavo que preparó su baño demasiado frío). Todos ellos fueron devorados.
Para terminar la mezcla de horrores que perpetuó Cómodo, te contaremos que masacró familias enteras, contaba con jovencitos como esclavos sexuales a los que hacía llamar «El chico que ama a Cómodo» y que intentó asesinar a la mujer que amaba, sólo porque no tenían opiniones diferentes sobre el futuro de Roma.
Es posible que Nerón y Calígula fueran incluso peores que Cómodo, pero sin duda, la realidad supera a la del odioso personaje del Emperador de Gladiator, ¿no te parece?
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Imágenes: Wikimedia Commons.