¿Estás muy seguro de no pertenecer al grupo de individuos que se declaran a sí mismos como ‘torpes’? Hay un fenómeno producido en el cerebro del que unos pocos, o casi nadie, logra zafarse. Se detona justamente cuando alguien te mira fijamente, causando los momentos más incómodos y accidentados que puedas rescatar de la memoria, y que suelen recordarse con algo de vergüenza.
Una caída, un esfuerzo culinario pensado para impresionar, saboteado completamente por una ‘fuerza extraña’ que se roba cualquier pizca de habilidad cuando nos sentimos observados… ¿por qué nos ocurre esto? ¿Te ha pasado? Existe una razón científica para explicar este patrón.
La relación entre el cerebro y fallar cuando alguien te mira atentamente
En sí, al cerebro le gusta jugarnos bromas pesadas que alientan a poner en duda nuestra capacidad de mantener el control y de actuar sin parecer un personaje excéntrico. Teniendo esto más que claro, un grupo de neurocientíficos del Sackler Center de la Universidad de Sussex, en conjunto con la Escuela de Medicina de Brighton y Sussex, se embarcaron a estudiar a este órgano complejo para responder por qué fallas en lo que haces cuando alguien te mira con atención.
Los especialistas encontraron una red del cerebro que se inhibe cuando menos lo queremos o necesitamos. Como resultado, nos volvemos incapaces o torpes a la vista de quien tengamos enfrente, como cuando nos enamoramos.
Esto pudieron constatarlo después de monitorizar la actividad cerebral de los participantes. A ellos se les pidió que realizaran dos ejercicios: el primero consistió en ejecutar un par de tareas mientras observaban imágenes de personas que parecían estar mirándolos atentamente. En el segundo, realizaron las mismas actividades pero con imágenes de sujetos que miraban hacía otro lugar.
Cuando los participantes tenían la sensación de estar siendo vigilados, su desempeño fue torpe en comparación con el segundo ejercicio. En esta etapa del estudio los científicos identificaron que una sección del cerebro llamada corteza parietal inferior se ‘apagó’. A la corteza parietal inferior le corresponde controlar las funciones sensoriomotoras, asimismo trabaja a la par con la red de observación de la acción.
Básicamente este ‘apagón temporal’ que tiene lugar específicamente en esta fracción del cerebro asociada a la movilidad, equilibrio y percepción, es la respuesta a la pérdida de coordinación que se experimenta cuando alguien te mira fijamente: ¡la presión es real!
Y si nada de esto suena familiar para ti, puede ser el caso que tu reacción sea más que óptima ante situaciones normalmente estresantes para el cerebro. Otro punto a considerar, las actividades simples que no demandan demasiada concentración o coordinación, son menos propensas a arruinarse si alguien no despega la mirada sobre ti. Pues, este fenómeno incómodo suele evidenciarse en condiciones que ameritan cierta destreza.
Piensa en cuando estabas en la escuela o el instituto y en los últimos segundos de partido te llegaba el balón. Debías encestar sí o sí, todos estaban pendientes de ti… ¡Y tu tiro fue, siendo generosos, penoso! ¿Te ha pasado? Ahora ya sabes que puedes culpar a tu cerebro cuando esto te ocurra y que… ¡no eres el único a que le sucede!
¿Tienes alguna anécdota en este sentido? ¡Cuéntanosla!
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