La vida de las mujeres en siglos pretéritos no fue fácil. En Gran Bretaña, durante la llamada «Era Victoriana», a pesar de que gobernaba el país una mujer, la vida de las féminas fue especialmente dura. En Supercurioso ya os hablamos de esta cuestión en el post: La desgracia de ser mujer en la Era Victoriana y en esta ocasión queremos ver cómo esta lamentable situación quedaba reflejada incluso en el arte. Acompáñanos a conocer 3 cuadros que explican tristes historias Victorianas relacionadas con la mujer.
3 cuadros que explican historias Victorianas relacionadas con la mujer
1. The Outcast (La paria)
La hipócrita moral victoriana no permitía fallos a las mujeres. La figura del «pater familias» estaba muy arraigada en esa sociedad y era el jefe moral de la familia. Lo que él decía o creía era ley y todo el grupo familiar debía acatarlo. «The Outcast» es un óleo de 1851 del artista Richard Redgrave y en él vemos reflejada esta injusta situación.
En el cuadro vemos a un severo e intransigente patriarca que expulsa de su hogar a la hija caída. Arroja al exterior a la muchacha que lleva en sus brazos a su hijo ilegítimo. El autor presenta tras la puerta un paisaje nevado, frío y oscuro simbolizando lo que le espera a la chica. En el interior de la casa todo es desolación. Una hija pide clemencia arrojándose al suelo, otra golpea impotente la pared, la menor mira desconcertada la escena, mientras la madre consuela al hijo que llora. No hay clemencia por parte del progenitor.
No se sabe si la intención del autor era avisar a las jóvenes de lo que podía ocurrirles si salían del camino correcto o por el contrario crear una corriente de simpatía hacia la pobre hija expulsada del hogar.
2. The Awakening Conscience (El Despertar de la Conciencia)
Esta pintura fue plasmada por el artista prerrafaelita William Holman Hunt en 1853 y también es una muestra de la mentalidad victoriana sobre cómo debía ser la conducta de la mujer: pura, casta, virtuosa y con la única meta de atender a su marido y tener hijos. El cuadro, que en principio podría parecer una escena matrimonial íntima, es en realidad la crítica de la vida que ha llevado la chica que vemos pintada en él. El cuadro pretende ser una advertencia y es otro de los cuadros que explican historias.
Las manos de la chica, cruzadas en primer plano, nos muestran que no lleva anillo de boda, no son un matrimonio, sino amantes. Varios indicios nos explican que la vida de la mujer ha sido desperdiciada: el reloj con la campana de cristal, el tapiz a medio hacer, la partitura del piano y la del suelo que son obras que hablan de oportunidades perdidas, los hilos sueltos, el guante sin pareja…o el gato bajo la mesa que juega con un pájaro, metáfora de la mujer que es atrapada por su amante. El reflejo en la ventana de la luminosa vida que hay en el exterior a diferencia del ambiente claustrofóbico de la habitación, refleja la existencia que pudo haber tenido. Las plantas, que tenían un significado especial en la época victoriana, también nos hablan: campanillas, que son signo de advertencia y caléndulas que son la expresión de la pena. El cuadro pretende ser una advertencia, antes de que sea demasiado tarde, para todas aquellas féminas tentadas de abandonar «el buen camino». Al final, quizá sea demasiado tarde para volver atrás.
3. Pasado y Presente nº1
Pasado y Presente nº1 es el primer cuadro de una trilogía pintada por Augustus Egg en 1858. El transfondo del cuadro (y de todo la trilogía de Egg) es el mismo que en los otros: un aviso a las mujeres victorianas de cual es su lugar, el camino correcto a seguir, las desgracias que pueden ocurrirles y una advertencia de que no hay vuelta atrás.
En «Pasado y Presente nº1» vemos una extraña escena de una familia de clase media. Es el momento en que el marido descubre, a través de una carta, la infidelidad de su esposa. La mujer desmayada en el suelo con sendas pulseras que asemejan esposas, la manzana partida, media en la mesa y media en el suelo agusanada, las niñas jugando con un castillo de naipes que se desmorona y la pintura de la expulsión del paraíso en la pared. La desgracia ha caído sobre la familia por culpa de la madre.
En los otros dos cuadros de la trilogía se ve como acaba la historia. En una observamos a las dos hijas en una pobre habitación tras la muerte del padre y en la otra a la mujer que expulsada de casa y de la sociedad se ve obligada a malvivir bajo un puente.
En la era victoriana se pusieron las bases de grandes avances sociales, sin embargo la moral reinante y que únicamente parecía concernir a las mujeres, fue una losa que costó muchas décadas levantar.
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