En Supercurioso nos interesan los temas relacionados con el desarrollo de la inteligencia y este caso nos ha parecido especialmente curioso. Todos nos preguntamos qué es lo que influye en que nuestros hijos sean de una determinada manera; en que tengan aptitudes artísticas o matemáticas, sean más o menos inteligentes o tengan las habilidades para ser deportistas. Un estudio parece confirmar que el tamaño del trasero de las madres puede influir en la inteligencia de sus hijos. ¿Cómo?

¿A traseros más grandes hijos más inteligentes?

Un interesantísimo estudio de la Universidad de Pittsburgh, así parece afirmarlo. El título original de la investigación y posterior publicación es exactamente: «Waist-hip ratio and cognitive ability: is gluteofemoral fat a privileged store of neurodevelopmental resources?»

trasero

Este estudio concluye que el cerebro de los bebés en el seno materno se desarrolla gracias, entre otras cosas, a la grasa que se encuentra en los glúteos y muslos de su madre. Si esto es así, deducen que la cantidad de esa grasa podría influir de una manera directa en la inteligencia del futuro niño. Ya en 2010 un estudio de la Universidad de Oxford afirmaba que los hijos de madres con el trasero grande eran más saludables, ya que la grasa acumulada en él proveía de Omega-3 a sus hijos. Este mismo ácido graso parece ser básico para el buen desarrollo del cerebro del bebé. 

embarazada

El Dr. William Lassek de la Universidad de Pittsburgh añadió, en una entrevista al The Sunday Times, que el Omega-3, necesario para el desarrollo neurológico del feto y del niño, se encuentra también en la leche materna. El aporte de grasa «buena» a través de la leche influye positivamente en la formación del cerebro y por tanto de la inteligencia. Muslos y trasero actúan como un contenedor de la grasa que se necesita para desarrollar el cerebro de un niño. Esta grasa proporciona DHA (ácido docosahexaenoico), un elemento básico para el cerebro, que como hemos dicho es un ácido graso Omega3. Es necesario para que el bebé desarrolle tanto el sistema nervioso central como, por ejemplo, los ojos, durante sus primeros meses.

bebe

Según explica el «Chicago Tribune», un estudio que analizó a más de 16.000 mujeres constató que las que tenían más curvas superaban en las pruebas cognitivas a las más delgadas. Sus hijos también superaron a los de éstas. Los investigadores remarcaron que no se trataba del volumen «a lo bruto», sino exactamente del tamaño de las caderas en relación con la cintura, ya que la grasa buena (omega-3) se acumula en nalgas y muslos, mientras que en la cintura se acumula grasa rica en omega-6 que no tiene nada que ver. Añaden que las mujeres con forma de pera o de reloj de arena, tienen en esa zona una gran reserva para alimentar adecuadamente su cerebro  y, cuando están embarazadas, proporcionar los ácidos grasos para el desarrollo del cerebro del feto en el último trimestre de embarazo.

Así que si teneis una buena proporción de trasero y nalgas, el cerebro de vuestros hijos ¡y el vuestro! tendrán un mejor desarrollo. ¿Crees que el resultado del estudio es correcto?

Si os interesan los temas relacionados con la inteligencia, quizá quieras hacer el Test:  ¿Qué tipo de inteligencia destaca en ti?