A lo largo de la historia las mujeres han encontrado la forma para, en un entorno dominado por hombres, alzar su voz, mostrar sus capacidades y llamar la atención. Basta con recordar casos como el de Virginia Woolf en las letras, el de Frida Khalo en los pinceles o el de Marie Curie en las ciencias, para comprobar que, sin importar las dificultades del entorno, las féminas siempre hallan la manera de hacerse sentir. Es también el caso de Alice Clement, una peculiar mujer que se separó de las convenciones sociales de su época para convertirse en la primera mujer detective y aterrorizar a los delincuentes y malhechores del Chicago del siglo XX. Acompáñanos en Supercurioso a conocer su historia.
¿Quién fue Alice Clement?
Decían de Alice Clement, que era la «Sherlock Holmes» con zapatos de tacón. También llegó a apodársele como la «la detective del collar de perlas», o «Alice, la detective de la sonrisa». Elegante, inteligente, valiente, astuta y perspicaz, fue la primera mujer detective de Estados Unidos en aquellos convulsos años de principio del siglo XX. Y en efecto, fue esa «mujer incómoda» no solo para delincuentes y criminales, sino también para sus propios compañeros de trabajo. Su accionar policial marcó una pauta y abrió las puertas a que muchas mujeres de futuras generaciones se sumaran a las filas de un mundo que desde siempre tuvo supremacía masculina.
Alice Clement nunca salía de casa sin sus perlas, sin un elegante vestido parisino y sin ese indispensable revólver que siempre guardaba en su bolsillo. Aunque se dice que nunca la necesitó, porque esta dama era además toda una especialista en artes marciales, y en especial del jiu-jitsu. Era simplemente admirable, una mujer que se había hecho a sí misma a lo largo de 13 años de profesión como detective, ascendiendo incluso al poco tiempo como sargento primero.
1. Su vida personal y el inicio de su carrera
Alice Bush era el nombre de la pila de la mujer que estaría destinada a convertirse en la primera detective norteamericana. Nació en Milwaukee, Wisconsin en el año 1878. Sobre los primeros años de su vida es poco lo que se sabe. En 1878 se casó con Leonard Clement, de quien tomaría el apellido. Años más tarde, en 1914, se divorció de él. En 1918, se casaría de nuevo con un barbero de nombre Albert Faubel.
Fue en el año 1909 cuando Alice Clement empezaría a dar sus primeros pasos en el mundo policial. Comenzó a trabajar para el Departamento de Policía de Chicago, patrullando los grandes almacenes en busca de carteristas. Pero su talento y capacidades exigían retos aún mayores. En 1913 se convirtió en detective y desde sus primeros casos empezó a llamar la atención tanto de sus compañeros como de la prensa local.
2. Su carrera como detective
Alice Clement fue, efectivamente, la primera mujer detective de Estados Unidos. Una mujer que consiguió rápidos ascensos por su efectividad para revolver casos, para dar caza y desmantelar numerosas bandas mafiosas del Chicago de principio del siglo XX. No obstante, no todo fueron triunfos para Alice, en absoluto. Era muy consciente de que su presencia y sus logros eran poco más que una incómoda piedra en el zapato para muchos de sus compañeros masculinos. Eran muy pocos los que podían soportar que una mujer resolviera los casos con más rapidez y habilidad que el resto y, en especial, que fuera ella quien se llevara los reconocimientos ante la prensa…
Se sabe, por ejemplo, que sufrió el acoso sexual de varios oficiales y compañeros, y que cuando se celebraron los juicios, el juez siempre se inclinaba a favor de los acusados, aceptando la versión de que era ella, quien «provocaba», quien incitaba el acoso. Tampoco hemos de olvidar el contexto en el que nos encontramos. Los felices años 20 no eran en realidad tan felices para la seguridad ciudadana. Era esa época en que los gánsters movían los hilos del poder. No solo alimentaban y extendían la delincuencia de los barrios, sino que además, eran frecuentes los pactos con políticos y con la propia policía.
Y Alice Clement, nunca estuvo de acuerdo con este tipo de juegos privados, con aquellos pactos secretos hechos en despachos distinguidos o sucios callejones. ¿Imaginas cuál fue su final? El ostracismo. Las altas esferas vieron ya en esa mujer a ese «ratoncillo» molesto que estaba metiendo su olfato sagaz en rincones que no debía, con lo cual, la decisión fue firme: Alice fue llevada a una comisaría pequeña de un suburbio al oeste de la ciudad. Era un lugar penoso, casi desmantelado, sin luz y con escasas condiciones higiénicas, en el que se condenaba su brillante carrera a un fin prematuro y un anonimato sin glorias.
3. El fin sin glorias de Alice Clement
La carrera desempeñada por Alice Clement fue a todas luces brillante. No solo destacaba en sus habilidades de investigadora, sino que las combinaba con una serie de talentos y fortalezas extra. De estampa elegante, diestra en el manejo de una potente arte marcial, de belleza notable e inteligencia sagaz, se convirtió en una luz que hacía demasiada sombra a quienes le rodeaban. Entre las envidias y las guerras de poder, fue acorralada en su trabajo. En los años en que fue amada por la prensa y los medios, incluso llegó a escribir y a protagonizar una película llamada Dregs of the City, donde se interpretó a si misma.
Pero la humillación que sufrió al ser relegada a un rincón oscuro y apartado del sistema, no hizo más que minar su salud. Con una diabetes mal tratada y un estado depresivo, su situación fue empeorando hasta que el 26 de diciembre de 1926 falleció, a la joven edad de 48 años. Su nombre y su expediente fueron archivados en el cajón del olvido e incluso la prensa, que en los años dorados nunca dejaba de hablar de ella, no prestó demasiada atención a su muerte. No obstante, fueron muchas las mujeres que siguieron recordándola, muchas las que posteriormente, fueron abriéndose huecos en aquella corrupta sociedad del Chicago de los años 20 y 30.