La medicina y la cirugía avanzaron muy lentamente durante siglos. La tradición, la religión o la superstición supusieron un gran obstáculo para el progreso de estas ciencias vitales. Ambroise Paré fue un médico y cirujano francés que hizo avanzar la medicina con pasos de gigante. Este hombre sabio criticó y luchó contra uno de los remedios más extendidos en Europa: el POLVO DE MOMIA.

Ambroise Paré, padre de la cirugía moderna, contra el POLVO DE MOMIA

Ambroise Paré (1510-1590) empezó su andadura en el mundo de la medicina como médico-barbero, ya que su familia no tenía medios para pagarle unos estudios superiores. Consiguió trabajo en el Hospital Hôtel-Dieu de París y allí completó su formación. Como no dominaba el latín y el griego, sus notas las escribía en francés, por lo que llegaron a un público mucho más amplio, contribuyendo de esta manera al avance de la medicina. Entre sus aportaciones más importantes están: un nuevo tratamiento para las heridas por arma de fuego, la ligadura de arterias en las amputaciones, los tubos de drenaje para las heridas o el volteo del niño antes del parto, cuando su posición implicaba complicaciones. Publicó una anatomía universal y varios manuales sobre como tratar heridas y enfermedades. Pero uno de los temas contra el que más batalló fue el polvo de momia.

Ambroise Paré, padre de la cirugía moderna, contra el POLVO DE MOMIA

Un remedio llamado «mummia» se utilizaba en la medicina persa desde el siglo VII y se consideraba prácticamente una panacea universal. En la Edad Media se extendió por Europa y no dejó de utilizarse hasta finales del siglo XVII y principios del XVIII. Esta «medicina», por un mal entendido, acabó fabricándose con cuerpos de momia que se trituraban hasta pulverizarlos. El polvo resultante se mezclaban con cualquier bebida o con miel para ser consumido.

Ambroise Paré, padre de la cirugía moderna, contra el POLVO DE MOMIA

Los persas eran comerciantes de betún al que llamaban «mummia» y pensaban que entre otras utilidades tenía propiedades mágicas y curativas. Cuando llegaron a Egipto observaron que las momias estaban recubiertas de una resina que les pareció su valiosa «mummia» e infirieron que tenía las mismas propiedades médico-mágicas. En realidad no se trataba de betún, sino de una mezcla de resinas para la conservación del cuerpo momificado. El segundo error vino de los comerciantes egipcios y cazadores de restos momificados que llamaron mummia a todo el cuerpo. De ahí pasaron a creer que las propiedades curativas las tenía no la pasta que las cubría, sino la momia entera.

Ambroise Paré, padre de la cirugía moderna, contra el POLVO DE MOMIA

Cuando el polvo de momia llegó a Europa, en una época en que la medicina era prácticamente inútil, se popularizó inmediatamente. Como no había suficiente materia prima para tanta demanda, los comerciantes empezaron a momificar y pulverizar cuerpos de esclavos o indigentes que nadie reclamaba. Ambroise Paré, que ya dudaba de la eficacia de ese remedio, se enteró de esa práctica y luchó infatigablemente para desenmascarar la falsedad del remedio. Mientras, los comerciantes egipcios se reían de los europeos y de su afición a consumir cadáveres. La lucha de Paré trazó un camino, aunque no fue hasta principios del siglo XVIII que se abandonó definitivamente el consumo del polvo de momia.

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