André el Gigante Rousimmoff sin duda fue uno de los luchadores más grandes de todos los tiempos. No solo por los 2,24 metros y 240 kilos que su figura imponía sobre el ring, sino también por ser un auténtico pilar del entretenimiento deportivo.

Desde temprana edad, su altura y fortaleza llamaban la atención de todos. Siendo capaz de hacer el trabajo de 3 hombres en la granja familiar. Tras probar su potencial nato para la lucha libre, André viaja a París, tomando el nombre de Geant Ferré, y cosechando éxitos rápidamente entre las promociones locales de Europa, Reino Unido, Japón, Canadá y Estados Unidos. Allí se asociaría con Vince MacMahon padre, fundador de la World Wide Wrestling Federation (WWWF), quien convencería a Roussimoff para reconvertir al afable Geant Ferré en el invencible André el Gigante.

De héroe local a mega estrella mundial

McMahon supo venderle al público el nuevo personaje, causando expectación entre los fanáticos, quienes llenaban estadios y arenas solo para ver al gigantesco hombre subirse al ring y derrotar a todos los campeones locales. Sin embargo, pasada la novedad, las ventas caían, por lo que se cuidaban de no sobreexponer a André, lo cual implicaba estar de gira todo el año.

Para 1983, la promoción ahora estaba a cargo de Vince MacMahon hijo, renombrándola como la World Wrestling Federation (WWF) antecesora de la actual WWE. Con la llegada de la televisión por cable, ahora la audiencia podía ver a los mejores luchadores enfrentarse semanalmente en televisión nacional. Disparando ratings gracias a las cuidadas narrativas, rivalidades dentro y fuera del ring, y eventos como Wrestlemania. Aun así, el imbatible Gigante era quien atraía el público y, aun cuando su labor era impecable, este sabía que era hora de pasar la antorcha.

Para ese entonces, Hulk Hogan, se estaba convirtiendo en la nueva estrella, encarnando al héroe norteamericano ideal. Y como todo héroe, este debía tener un villano al que enfrentar en Wrestlemania III. Aprovechando su cercana amistad, se orquestó varias presentaciones televisivas con André retando y amenazando a Hogan, desatando toda clase de emociones en la audiencia. A pesar de que todos querían ver a Hogan derrotar al ahora malvado gigante, nadie lo había conseguido en 15 años, pues aun enfrentándose a varios oponentes, este jugaba con ellos como si fueran muñecos.

Una nueva era comienza

Tal era la expectación y tensión formada, que incluso las casas de apuestas de la época tenían cuotas por el futuro ganador. Una práctica que aún hoy vemos en las plataformas de apuestas online para combates de mayor perfil mediático. Como fueron Mayweather vs. McGregor, Ortiz vs. Sonnen, e incluso Undertaker vs. Brock Lesnar en Wrestlemania XXX, dejando al público en vilo durante las apuestas en vivo por los impredecibles de estos enfrentamientos.

El propio Hogan recuerda, que aun recibiendo el guion de la pelea, este no avisaba como terminaría. No fue hasta que estuvo en pleno combate ante 90 mil asistentes y millones de tele espectadores que recibiría las instrucciones. El público quedó atónito viendo como Hogan hacía lo imposible levantando la descomunal humanidad de André y azotarla contra la lona para ganar la pelea, en una alegórica transición de la antigua era, a la era de la Hulkmania.

Si bien André dejó este mundo en 1993, como todo visionario, ayudó a elevar un burdo espectáculo de ferias, al nivel de teatro de acción, dejando un inconmensurable legado que continúa acrecentando su leyenda dentro y fuera del entretenimiento deportivo.