Si quieres conocer un país realmente mágico y sugerente, te proponemos Bagan. Está situado en una llanura de Myanmar, en Birmania. Los atardeceres aquí parecen arrancados de otro tiempo, de una época imprecisa solo creíble en el mundo de los cuentos. Pero te aseguramos que es real, y que lo llaman el Reino de los 13000 templos. Por que en efecto, en esta llanura inmensa moteada de palmeras, espigas y polvo dorado del amanecer, verás recortadas las figuras de todas estas pagodas y templos hablándonos de un pasado esplendoroso y místico.

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El reino mágico de los 13.000 templos

Bagan fue una ciudad de reyes a lo largo de los siglos XI y XIII, una época curiosa en que varios monarcas competían entre ellos para ver quién alzaba el palacio más alto y más dorado, o quien era capaz de construir otra nueva pagoda que rivalizara con el noble que tenía por vecino. Una época de esplendor y derroche que contrasta con la Birmania actual.

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De las 13.000 construcciones de antaño, quedan en pie poco más de 2500 pagodas, un lugar único y espectacular que las autoridades no se encargan en absoluto de conservar. Una lástima que este escenario forme parte de un gobierno como el birmano. De hecho, y a pesar de sus maravillas, ni siquiera está catalogado como Patrimonio de la Humanidad. Bagan está sumida en una triste soledad y un abandono donde muy pocas veces se restaura lo que el tiempo se lleva. El problema está en que Birmania tampoco invierte demasiado en potenciar el turismo, los problemas políticos y la inseguridad hace que sean muy pocas las personas que conocen esta increíble ciudad, o se atreven a visitarla. Pero quienes la han visto con sus propios ojos, han quedado sencillamente enamorados…

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Se cree que las construcciones de estos templos se iniciaron a lo largo del siglo XI. Son aproximadamente 25 kilómetros de llanura donde se extienden estas maravillas arquitectónicas, que hoy en día, se encuentran medio escondidas entre la tranquila vegetación de la zona. Un espectacular legado del que sigue en pie una pequeña parte, unos bellos palacios que han sobrevivido a catástrofes naturales como el desbordamiento del río Irrawaddy, terremotos y cómo no, innumerables saqueos de tesoros y riquezas a lo largo de siglos y siglos…

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A pesar del deterioro el espectáculo sigue valiendo la pena. Los que han visitado Bagan siempre recomiendan la opción de conocer la zona desde arriba, es decir, desde un globo. Un espectáculo aéreo que se disfruta mucho más al atardecer, justo en ese instante donde el horizonte arranca de esas cúpulas y de esos muros antiguos, el esplendor dorado del pasado, ahí donde todo luce con una pátina deslumbrante de motivos místicos y mágicos. La tonalidad naranja mezclada con el aire polvoriento de la zona, conjugan un instante inolvidable solo comparable al mundo de los cuentos.

Así que ya sabes, si tienes la oportunidad y te atreves a viajar a Birmania, no dejes de visitar el Reino de los 13.000 templos.