El ser humano parece tener una larga historia de naturaleza dual, en la que los conceptos morales aparecen, desaparecen y se desdibujan según las épocas, los lugares, los contextos… Hasta el reciente año de 1990, la homosexualidad estaba considerada por la Organización Mundial de la Salud como una enfermedad, una dolencia psiquiátrica. Pero en la época romana o en la victoriana no era solo una práctica común, sino también pública e incluso bien vista. Lo mismo ocurrió en la Antigua Grecia, en la que los hombres homosexuales no solo no eran rechazados, sino que eran reconocidos con amplitud. Como prueba de ello podemos citar nombres de hombres que transformaron la historia, como Alejandro Magno, Terón o Harmodio. Tan es así, que fue un grupo de soldados homosexuales quienes, representando a la ciudad de Tebas, provocaron la vergüenza militar de los espartanos. Acompáñanos en Supercurioso a conocer la historia del batallón sagrado de Epaminondas.
¿Cuál es la historia del batallón sagrado de Epaminondas?
El batallón sagrado de Epaminondas, también conocido en la historia como el batallón de Tebas, apareció referenciado por primera vez en virtud de la batalla de Tegira, en el lejano año 375 a.C. Sin embargo, los historiadores aseguran que su origen es anterior. Fue un aristócrata tebano llamado Górgidas, quien era la pareja del general Epaminondas, el responsable de armar este cuerpo de élite que fue considerado como sagrado. La unidad se creó con 150 parejas de amantes varones, que fueron reclutados, formados y entrenados por Górgidas y Epaminondas. Habían sido encontrados en su mayoría en el gimnasio, lugar en el que eran común las prácticas homosexuales.
Pronto aquel conglomerado se convirtió en un cuerpo élite del ejército griego, formado por hombres valientes, audaces y con grandes aptitudes para la batalla. La misión que les había sido encomendada era la de, en tiempos de paz, proteger la ciudadela de Cadmea, mientras que en años de guerra servían como feroces avanzadillas del propio ejército. La propia ciudad se encargaba de su manutención, de proveerles alimento y un salario, así que estaban dedicados de forma exclusiva a sus labores militares.
1. ¿Cómo funcionaba el batallón?
Para comprender a profundidad cómo era el funcionamiento del batallón sagrado de Epaminondas, es necesario profundizar en la concepción que los griegos tenían en torno a la homosexualidad. Esta unidad de élite no solo era conformada por hombres con un alto grado de entrenamiento y con mucha destreza militar, sino con una relación peculiar entre ellos. Bien sabemos que homosexualidad en Grecia no solo era bastante aceptada, sino que les confería un grado de estatus. De hecho, la propia legislación tebana legitimaba y protegía estos vínculos, tan habituales en su cultura y entre sus gentes.
Tanto para los griegos como para los romanos eran normales las relaciones con compañeros del mismo sexo, de ahí que se idease crear un ejército de estas características pensando que esa camaradería, esa unión y ese amor que la pareja se confería mutuamente, podía tener sus ventajas en el campo de batalla. Sin embargo, tanto como en la sociedad en general, la homosexualidad para los griegos en el ejército debía estar sometida a ciertos códigos y patrones de lo que era social y moralmente aceptable.
2. Un conductor y un compañero
Curiosamente las parejas que integraban el batallón sagrado de Epaminondas no eran similares a las que mayoritariamente vemos en la actualidad. De hecho, la homosexualidad entre dos hombres adultos estaba condenada y mal vista. Entonces, ¿Qué era lo usual? ¿Cómo eran estas parejas de soldados? Pues lo que era bien visto era la pederastia. Las parejas estaban conformadas por un hombre adulto y un joven, adolescente. De hecho, este tipo de relaciones estaban instrumentalizadas en algunas ciudades de Grecia, como una parte importante de la formación de los jóvenes provenientes de familias de la aristocracia.
El batallón sagrado de Epaminondas se integraba entonces por parejas con una importante diferencia de edad. Se distribuían como un conductor o heniochoi, y un compañero o paraibatai. La responsabilidad de la formación reposaba sobre los hombros del conductor, quien debía encargarse de la educación y el adiestramiento de su pareja, tanto en el terreno militar como en el moral, enseñándole valores como la lealtad, la fidelidad, el valor y la moderación.
Luego de pasar por un riguroso período de formación, las parejas creaban entre sí un lazo no solo sentimental sino también profesional. Una fusión en la que uno se jugaba la vida por el otro, sin dudarlo. Tan es así, que el historiador clásico Plutarco defendía al batallón sagrado de Epaminondas, argumentando que «un batallón cimentado por la amistad basada en el amor nunca se romperá y es invencible; ya que los amantes, avergonzados de no ser dignos ante la vista de sus amados y los amados ante la vista de sus amantes, deseosos se arrojan al peligro para el alivio de unos y otros».
3. Las grandes victorias del batallón sagrado de Epaminondas
Si bien su función en tiempos de paz era la del resguardo y protección, el batallón sagrado de Epaminondas también destacó por grandes acciones militares. Y es que, no en vano, el general Epaminondas es considerado como uno de los más grandes genios militares de la Antiguedad. En efecto, a la cabeza de su batallón, participó como lanza de la formación tebana en las batallas de Leuctra y Mantinea, en las que amenazaron duramente con acabar de raíz el poderío espartano. Tebas, sometida históricamente por Esparta, tuvo en las acciones estratégicas de este militar y su batallón, una verdadera reivindicación.
Por ejemplo, en la batalla de Leuctra, Epaminondas realizó un análisis magistral. Sabía que los espartanos tenían la tendencia a concentrar energías en el flanco derecho, avanzando en este sentido. Entonces decidió situar a toda su caballería y a una columna de cincuenta hombres, justamente en el ala izquierda. Atacando por el lado más débil del enemigo, el batallón sagrado de Epaminondas logró literalmente barrer a los espartanos, que fueron crudamente derrotados. Se retiraron del campo de batalla contando más de mil bajas, entre las que se incluía la muerte del Rey espartano Cleómbroto, de la misma dinastía que Leónidas.
4. La Gloria y el fin del ejército Sagrado de Tebas
El famoso batallón sagrado de Epaminondas se mantuvo en activo durante algo más de treinta y tres años, cumpliendo sus funciones como protectores de la ciudadela de Cadmea, o bien en el campo de batalla, en el que demostraron su increíble valor y fiereza, ganando innumerables batallas. Los soldados luchaban en parejas, empuñando sus armas y protegiendo a su vez a sus compañeros. Si uno de los dos caía, el otro no cesaba en su empeño hasta vengarle… la batalla era feroz y los sentimientos estaban siempre a flor de piel.
El final del Batallón de Tebas fue tan trágico como épico. Fue con la llegada de Filippo II y de su hijo Alejandro cuando se vieron ante la realidad de medirse con un enemigo no solo mayor, sino más hábil. Los 300 componentes del ejército Sagrado de Tebas fallecieron en la batalla de Queronea, ante la imposibilidad de hacer frente a las feroces tropas macedonias. Fue precisamente en esta ciudad donde se quiso levantar un regio y maravilloso monumento para recordar a tan insigne batallón. Un ejército de 150 parejas masculinas que trascendieron, escribiendo sus nombres en la historia.
Y tú, ¿Habías escuchado hablar sobre el batallón sagrado de Epaminondas? ¿Crees que en verdad un ejército entre cuyos miembros existía amor, podría hacerse más fuerte y vencer al enemigo? Déjanos todas tus impresiones en un comentario. ¡Estaremos deseando leerte! Si te interesa este tema, te recomendamos que no te pierdas nuestro artículo sobre la sexualidad en la Antigua Grecia. Y si lo que quieres es un poco más de inspiración, disfruta de esta selección de las más interesantes y aleccionadoras frases de la mitología griega.