Suelen decir, que la hacienda «Myrtles», en Luisiana, es una de las casas embrujadas más famosas e inquietantes del mundo. Por su estela misteriosa y por la interesante historia que en ella aconteció, no hemos podido evitar traerte su relato en nuestro espacio para Supercuriosos como tú.

La verdad es que no importa si eres de los que cree en estas manifestaciones del más allá o no, en ocasiones, el auténtico interés reside en el propio pasado histórico de estas construcciones tan llamativas, ésas que nos siguen seduciendo por su aliento trágico.

Hoy, te invitamos a ir de nuestra mano por las bellas tierras de Luisiana, en St. Francisville. Te hablaremos de cementerios indios, de espejos embrujados y en especial, de Cloe, una bella esclava que sigue pidiendo venganza por todo lo sufrido en esos días olvidados por la mayoría..

La plantación señorial construida sobre un cementerio indio

No es muy grande. La hacienda de Myrtlles, en St. Francisville, no era una propiedad de las consideradas ostentosas; quizá porque su propietario, David Bradford, no quería llamar especialmente la atención cuando la construyó en 1796, alzándola sobre un antiguo cementerio indio.

Había tenido problemas con la ley, había formado parte de una pequeña rebelión y no pudo llevar una vida normal hasta que el presidente John Adams, lo perdonó. Fue entonces cuando pudo permitirse iniciar una existencia respetable, trayendo a su esposa y a sus tres hijos refugiados en Pennsylvania. Pero la vida no fue fácil para su familia, no estaban cómodos en esa hacienda que el señor Bradford había construido.

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Había una presencia que siempre solía rondar los alrededores de la casa. Era una mujer, una indígena que los observaba desde la lejanía con incomodidad y repulsión por haber alzado su residencia en un lugar sagrado. No obstante, intentaron pasar cortas temporadas en la hacienda, pasando más tiempo en otra casa y residiendo allí durante las épocas estivales.

Pero llegaron años difíciles y los hijos del señor Bradford, se vieron obligados a refugiarse en la hacienda durante la Guerra Civil, momento en el cuál, la casa fue saqueada en varias ocasiones, matando a varios miembros de la familia. Uno de los fenómenos más frecuentes que suelen verse en Myrtles, es una mancha de sangre bastante llamativa en la puerta de entrada, ahí donde asesinaron a una de las mujeres de modo muy violento.

La historia de la esclava Cloe

Uno de los fantasmas más famosos de esta hacienda, es el de Cloe. Era una bella esclava de color propiedad de Mark y Sara Woodruff, descendientes de David Bradford, entre 1831 y 1845. Dada su elegancia, belleza y educación, se la obligó a ser la amante personal de Mark Woodruff, en contra de su voluntad. Pero Cloe era una mujer inteligente e intentó durante mucho tiempo no sólo escapar de la casa, sino denunciar los negocios ilegales que allí se llevaban a cabo (ventas, extorsiones, torturas a esclavos…). Se sabe que en una ocasión, la encontraron escuchando detrás de las puertas, de ahí que le cortaran una oreja, detalle que ella intentó ocultar mediante un turbante verde.

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De ahí que cada vez que hace acto de aparición a día de hoy en la casa, se la reconozca por ello. Por esa oreja escondida bajo un telaje verde y un bonito recogido. Pero la historia aún va más allá. La desesperación de Cloe era tal, que ideó un plan extremo para liberarse de su castigo: el envenenamiento. Elaboró un pastel de cumpleaños para el señor Woodruff y en él incluyó esencia de adelfa, esas plantas que crecían en el jardín y que eran extremadamente venenosas.

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Pero lamentablemente la idea salió mal y los resultados, fueron desastrosos. Lejos de conseguir que Mark Woodruff lo comiera, fue su esposa y la dos niñas pequeñas quienes lo hicieron… Falleciendo al poco tiempo de un modo doloroso y temible. ¿Imaginas cuál fue el resultado de semejante desastre? La colgaron en el porche de la hacienda. Algunas investigaciones nos dicen que tal vez, Sara Woodruff y las niñas pudieron fallecer en realidad de fiebre amarilla, pero es algo que no queda claro.

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Sea como sea, hay algo que muchos afirman desde entonces: En uno de los espejos del salón de la casa, suelen aparecer los rostros enfermos de Sara y sus dos niñas. Mientras que en el porche, sigue rondando esa bella mujer de color ataviada con un turbante verde. Las manifestaciones sobrenaturales son tan frecuentes que a día de hoy, Myrtles Plantation es un centro de peregrinación para todo amante del misterio. Quien lo desee, puede pedir alojamiento aquí e iniciar sus propias investigaciones. De hecho, se dice que son 10 las presencias que pueden advertirse en este bello pero inquietante lugar, habitado por la historia, la tragedia y los ecos de un pasado que sigue susurrándonos.

¿Te atreverías a pasar la noche en Myrtles Plantation? Si te ha gustado esta historia, te invitamos a recordar la casa embrujada de Crenshaw, en Illinois.