Las guerras han sido un asunto lamentable, trágico y absolutamente común en la historia de la humanidad. Y es que el ser humano parece llevarse demasiado bien con la violencia. A lo largo de los siglos hemos sido testigos de ello. Desde las cruzadas y hasta el horror de la Segunda Guerra Mundial, sin dejar de lado las atrocidades de la modernidad en el Medio Oriente, el hombre parece fluir con el daño bélico a sus similares. Pero no son solo hombres, mujeres y niños los que han sufrido las consecuencias de la violencia. Los animales en su inocencia se llevan una terrible parte. Quizás los más afectados históricamente han sido los caballos, pero si viajamos hasta la Edad Media nos encontramos con un acto de crueldad y de guerra atroz: los cerdos en llamas. Acompáñanos en Supercurioso, a conocer esta terrible historia.
Elefantes y cerdos en batalla
Caballos, monos, perros y gatos han sido usados para hacer la guerra en diferentes etapas de la historia de la humanidad. Pero milenios atrás nos encontramos con una vertiente de guerra en la que participaron dos especies, con resultados catastróficos. Los primeros que aparecieron en el campo de batalla y marcaron un hito histórico fueron los alucinantes elefantes. El primer referente histórico de la participación de los paquidermos en batalla lo encontramos alrededor del año 328 a.C. Fue entonces cuando el general Poliperconte, a las órdenes de Alejandro Magno, se presentó en batalla con un grupo de sesenta elefantes, con los que pretendía dominar la ciudad de Megalópolis.
En aquel momento la tropa de Poliperconte sufrió una derrota. Los elefantes fueron capturados y utilizados con el mismo fin por el enemigo. Pero no sería sino hasta un siglo después cuando el uso de los elefantes en batalla llegaría a su apogeo, y de ello derivaría también la espantosa práctica de los cerdos en llamas. Fue en el marco de la Segunda Guerra Púnica cuando el general y estadista cartaginés Aníbal Barca condujo a sus soldados y elefantes sobre los Alpes y hasta llegar a Italia. La demostración de poderío y estrategia militar fue alucinante y generó tal impacto, que desde entonces los elefantes formaron una pieza clave en las batallas libradas en territorio europeo.
Gracias a estos actos temerarios de Aníbal, se puso en jaque al Imperio Romano. Por aquel entonces los elefantes de guerra eran como los tanques de la actualidad. Su gran tamaño, su robusta piel y su fuerza en carga los hacía prácticamente indestructibles. Eran capaces de pisotear líneas enteras de enemigos casi sin recibir daños. Pero si los elefantes de guerra eran los tanques del pasado, los cerdos en llamas fueron los misiles antitanque de aquella época. Conozcamos más sobre la dinámica y las crueldades de esta estrategia de guerra.
La historia de los cerdos en llamas
Mucho se ha hablado sobre los daños y crueldades que han recibido los caballos, viéndose obligados a acompañar a los hombres en las diferentes guerras de la historia. Pero los cerdos en llamas, aunque menos conocidos, protagonizan la historia más dantesca de todas. Este «dispositivo de defensa» contra los elefantes de guerra consistía en armar piaras de cerdos untadas de brea a las que se les prendía fuego. Con una técnica absolutamente inhumana y ruin, los soldados untaban el trasero de los cerdos con alquitrán, con brea o cualquier sustancia inflamable y les prendían fuego. El dolor y la agonía de los animales era tan espantosa, que el chillido de los cerdos al verse en llamas, corriendo en dirección hacia los elefantes enloquecía a estos últimos, que huían en estampida, aplastando tras su retirada a sus propias tropas y causando innumerables destrozos.
Tanto es así que durante la Guerra de Cremónides, que se desarrolló entre los años 267 a.C y 261 a. C., las tropas de la ciudad de Megara se defendieron de un ataque de elefantes de guerra por parte de Antígono II Gónatas con una piara de cerdos en llamas. Los chillidos de los cerdos hicieron que los elefantes salieran huyendo y destrozaran a sus propias tropas, lo que dio un vuelco a la batalla. Desde entonces, Antígono II comenzó a criar a sus elefantes de guerra junto a cerdos para que se acostumbraran a la presencia de estos y a sus chillidos.
Otra de las anécdotas históricas en relación con los cerdos en llamas ocurrió en el año 544 d.C. Fue entonces cuando el rey persa Cosroes I inició una batalla con la que pretendía hacerse con el poder de la ciudad de Édesa, en Mesopotamia. Con un elefante usado como tanque de guerra, la entrada en la ciudad fue triunfal. Pero de un momento a otro, a un habitante de la región se le ocurrió tomar a un pobre cerdo por las patas y colgarlo de una torre. El animal en su sufrimiento empezó a chillar de manera desesperada, y el sonido aterrorizó al elefante, que emprendió la retirada sin obedecer ninguna orden.
Los inconvenientes de los cerdos como armas
De todos modos también hay que destacar que los cerdos en llamas no eran ni mucho menos un arma perfecta. Tenían varios problemas importantes que limitaban su uso solamente a ocasiones desesperadas. El primero de sus handicaps era el alcance. Los ejércitos se dieron cuenta muy pronto de que un cerdo en llamas tenía muy poco recorrido antes de morir. Es por ello que se obligaba a lanzar a los cerdos contra el enemigo cuando este ya se encontraba muy cerca. Es aquí donde viene el segundo problema: al lanzar a los cerdos a tan poca distancia, en muchas ocasiones estos se giraban y en lugar de correr contra los elefantes corrían contra sus propias tropas, creando un caos y descontrol digno de una película de horror.
¿Cuándo dejaron de usarse los elefantes de guerra y los cerdos en llamas?
Por suerte, el espanto propio de estas prácticas tuvo un fin. Primero empezó a decaer el uso de los elefantes como instrumentos de guerra. Entre la captura para batallas y la destrucción de su hábitat natural, su población disminuyó notablemente. Y el uso de los cerdos en llamas solo se justificaba por el aturdimiento que generaban en los paquidermos, así que, una vez liberados estos del campo de batalla, también los cerdos fueron liberados. Aun así, quedó el registro histórico de uno de los actos de crueldad animal más repulsivos de los que se ha tenido conocimiento.
Y tú, ¿Conocías la horrible historia de los cerdos en llamas? ¿Imaginas el nivel de crueldad que habría que desarrollar para causar tal nivel de sufrimiento a un animal? Sin duda que un acto atroz del que la humanidad habría de sentir vergüenza. Si te ha parecido interesante este tema, disfruta de nuestra selección de las más valiosas frases sobre el cuidado a los animales, y de la más linda selección de curiosidades de los cerdos.