Durante la Segunda Guerra Mundial surgieron muchas personas que se destacaron por su resistencia ante el régimen de Adolf Hitler, pero ninguno saltó a la fama de una manera tan peculiar como Geoffrey Pyke, un científico cuyo método de lucha fue inesperado: encuestas de opinión. Entérate de su historia.

Con encuestas de opinión, un valiente inventor se enfrentó a los Nazis en la Segunda Guerra Mundial

El inventor inglés, Geoffrey Pyke, abandonó el colegio de abogados durante la Primera Guerra Mundial para convertirse en corresponsal de guerra, viajando a Berlín con un pasaporte robado para enviar expedientes sobre la vida civil alemana. Lo capturaron apenas seis días después y lo encarcelaron en el campo de internamiento de Ruhleben.

Pyke casi murió de una doble neumonía durante el duro invierno alemán que vivió en el campamento, pero cuando el clima se calentó, él y algunos otros internos británicos incubaron un osado plan para escapar. En junio, él y Edward Falk se escondieron debajo de algunas redes en un cobertizo hasta el anochecer y luego escaparon hacia Berlín, eventualmente volviendo a Dinamarca, donde estaban los aliados.

Al regresar a Inglaterra, Pyke fue aclamado como un héroe. El primer civil inglés en entrar en territorio enemigo alemán y salir intacto. Utilizó su fama para unirse al circuito de conferencias e hizo algunas inversiones. Una de sus empresas más interesantes fue la fundación de una escuela infantil en su casa llamada la escuela Malting House que permitía a los niños dirigir su propia educación. Cerró después de cinco años cuando Pyke perdió su fortuna y desapareció del ojo público.

Eso fue, hasta una década más tarde, cuando cierto Adolf Hitler comenzó a hablar de unir el continente bajo el Tercer Reich.

Las experiencias de Pyke en Alemania lo convirtieron en un experto cuando Hitler comenzó a aumentar sus aspiraciones militares a finales de los años treinta. Frente a otra guerra mundial -un acontecimiento que el pacifista Pyke temía- tramó un plan que era tan atrevido como extraño.

Este científico luchó contra los nazis usando encuestas de opinión

Mientras estaba en Berlín durante la Primera Guerra Mundial, Pyke notó que la mayoría de los civiles no apoyaba la expansión militar. Se propuso probar a Hitler que lo mismo era cierto para su generación de alemanes. Su método: un sondeo de opinión pública. Pyke enviaría voluntarios especialmente entrenados al exterior para medir el sentimiento de la gente, y luego presentaría a Hitler una detallada encuesta estadística de sus hallazgos que, esperaba, le impediría declarar una guerra total.

Debido a que las relaciones internacionales ya estaban tensas, los inspectores de Pyke no podían completar su misión abiertamente. ¿Su solución? Todos fingirían ser golfistas, listos para un tour de competición por Alemania. Así, casi una docena de hombres viajaron a Alemania para interrogar a la población.

Pyke consiguió los resultados que deseaba, lo que no es sorprendente, pues el alemán promedio no estaba muy emocionado ante la perspectiva de otra guerra mundial, pero llegaron demasiado tarde. En agosto de 1939, Europa estaba al borde de un conflicto total y Pyke debió enviar a sus golfistas encubiertos a casa.

El tiempo para la diplomacia había terminado y Pyke vertió su imaginación prodigiosa en el arte de la guerra. Tenía un interés particular en el transporte, ideando un vehículo de nieve propulsado por tornillo para su uso en las laderas de Noruega. Esa extraña invención lo llevó a la atención de Louis Mountbatten, el Jefe de Operaciones Combinadas, quien añadió Pyke a su personal.

Su próxima hazaña fue probablemente la más notoria. Frente al problema de los barcos tradicionales que se congelaban (y luego se hundían) en las frías aguas del Ártico, Pyke pensó fuera de la caja y sugirió que los buques fueran enteramente de hielo.

Después del final de la guerra, Pyke ocupó su creativa mente en otros problemas en la sociedad, con resultados lúgubres. Su sugerencia de conducir líneas de ferrocarril con varias docenas de hombres que pedalearan los motores de bicicletas no fue popular. Frustrado porque la sociedad no trataba sus ideas con el respeto que merecían, en 1948, Geoffrey Pyke se suicidó tomándose una botella de pastillas para dormir.

¿Qué te parece la historia de Geoffrey Pyke?