Las perlas. ¿A quién no le gustan? Adornan los cuellos de las mujeres, sus muñecas, son ese regalo infalible que nunca falla pero también, ese costoso desembolso que no todo el mundo puede permitirse. Ahora bien ¿te has preguntado en alguna ocasión cómo se originan? ¿Mediante qué mágico y a la vez curioso proceso realizan las otras para producir semejantes joyas?

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Y más aún… ¿podemos nosotros encontrar alguna vez una de estas perlas al abrir una ostra?  ¡Te lo explicamos!

Pero…¿Qué son las perlas?

Las perlas son en realidad esferas de nácar. La razón por la que las producen los bivalvos es por razones de defensa natural frente a posibles ataques externos, como parásitos que deseen acercarse a su boca, o cualquier otro pequeño animal que la ostra, considere como un enemigo. En el momento en que presienten «ese peligro», o ese cuerpo extraño en su interior, se produce una irritación, y lo que hacen a partir de entonces, es realmente fascinante.

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Envuelven al intruso con una capa tras otra de carbonato de calcio y un tipo de proteína llamada conchiolina. Es lo que se conoce como nácar, ese material tan atractivo que parece contener todos los colores del arco iris, que reluce y que a su vez, es tan utilizado en nuestra vida diaria. No obstante, no todo acaba aquí, en absoluto, este proceso es lento y meticuloso, muy muy meticuloso. Tanto, que pueden pasar hasta 10 años hasta que obtengamos nuestra preciada joya. La partícula se envolverá lentamente de más y más capas hasta formar una perla, pero cabe decir, eso sí, que las redondas son realmente raras. De ahí su valor.

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Perla Peregrina

Las formas que pueden adoptar las perlas además de las clásicas que todos conocemos, pueden ser semiredondas, anilladas o incluso semibarrocas, semejantes a una lágrima o un trompo, una forma igual de atractiva y peculiar. Aunque una de las perlas más valiosas de la historia es sin duda la «perla Peregrina«, una joya de gran tamaño descubierta en Panamá en el siglo XVI, y que durante bastante tiempo, perteneció a Elizabeth Taylor desde que Richard Burton se la regalara.

No obstante, el 13 de diciembre de 2011, la perla volvió a salir a subasta. ¿Sabes por cuántos se vendió?  Por 9 millones de euros. ¿Sabes también por cuánto la adquirió Richard Burton en 1969? Por 37.000 dólares.

¿Se pueden cultivar perlas?

Desde luego, hay una larga tradición en el cultivo de perlas. Para ello, lo que se hace es introducir tejido de un molusco en el cuerpo de otro, para así, conseguir que reaccionen frente a esos «cuerpos extraños» formando el saco perlífero que más tarde formará la esperada perla. Cabe señalar que ese elemento que debe introducirse en las ostras tiene que ser siempre una sustancia orgánica. El nácar y la conchiolina no reaccionan con simples granos de arena, por ejemplo.

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Los especialistas saben diferenciar además las perlas que han sido cultivadas de las que se han formado naturalmente. Las primeras suelen ser mucho más regulares. Curioso ¿verdad?

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