¿Tocas un instrumento? ¿O quizá más de uno? ¿A qué edad empezaste? Como amantes de la música, todos nosotros contamos con nuestra propia historia personal en esta mágica iniciación, casi instintiva, que nos hizo despertar al hechizo de un pentagrama o al acorde de un violín o una guitarra a edades muy tempranas.

El psicólogo Jean Piaget nos indicó que los niños suelen atravesar primero una época en la que no diferencian lo que es «ruido» de lo que es «música». No obstante, algunos bebés pasan de forma muy rápida esta etapa, y se dejan cautivar al instante por una melodía que les relaja o que les hechiza. Antes incluso de empezar a hablar, ya somos grandes adictos del placer musical. ¡Sobre todo si nuestros padres, por ejemplo, eran fans de Pink Floyd o Led zepppelin!

Estamos seguros de que si tocas un instrumento, te vas a sentir identificado con estas dimensiones. ¿Nos acompañas?

1. Algo instintivo te guió a elegir ese instrumento en concreto

Suele decirse que lo mejor, es evitar forzar al niño a que toque «un determinado» instrumento en exclusiva. Podemos orientarles, sugerirles, pero lo ideal es que sean ellos los que «se dejen llevar». Y seguramente es lo que hiciste tú.

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Es posible que en casa tu padre tuviera una vieja guitarra eléctrica, o puede incluso que un día identificaras ese sonido del saxofón que tanto te interesaba. Generalmente, cada persona nos sentimos identificada con un tipo de instrumento.

¿Cuál es el tuyo?

2. Sabes tocar más de un instrumento

Es muy frecuente. Puede que seas muy hábil con la batería, o con el piano, o con el clarinete. Pero te defiendes bastante bien con algún otro (u otros muchos), tanto, que en ocasiones, encuentras mucho placer pasando de uno al siguiente, componiendo, jugando con nuevos estilos…

3. Tocar un instrumento te abre la mente

¿Lo sabías? Diversos estudios nos demuestran que el iniciar a los niños desde los 5 años en el aprendizaje musical con algún instrumento, le sirve para potenciar muchos de sus procesos cognitivos.

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Canalizan mejor el estrés, centran más su atención, son creativos y disponen de una capacidad muy especial para liberarse mediante la música. Si te apasiona tocar cada día tu instrumento musical, estarás esperando ese instante en el cual,  «ser tú mismo», para permitir que el mundo encaje en todas sus piezas cada vez que te liberas con él y con la música que arrancas de tu violín, tu arpa, tu batería, tu órgano o tu guitarra.

4. No siempre te gusta que los demás te oigan tocar

No necesitas público, no te hace falta que tu pareja, tu familia o tus amigos te escuchen o te aplaudan. Para ti, tocar un instrumento va más allá de un público. Es un placer interior y tu forma de expresión.

A veces, solo te dejas llevar, tocas al azar, sin seguir partitura o ninguna canción que tengas en mente. Le das libertad a tu mente, y tus manos permitiendo que la música te guíe por si sola. Es el mayor placer.

5. El día en que por fin pudiste comprar ese instrumento

Muchos empiezan con ese clarinete del hermano mayor, con un violín de segunda mano, con la guitarra española del abuelo, con el piano de tu conservatorio de música. Ahora bien… ¿pero cuándo podré tener por fin mi propio instrumento?

Si eres un amante fiel de la música, siempre llega el día en que por fin, aparece el que es «tuyo». Puede que ello te obligue a ahorrar media vida o que la casualidad te traiga a ese amigo especial, que va a formar siempre parte de ti. «Es tu instrumento», ese que guardas en el rincón más preciado de tu habitación y que en algún lado, lleva impreso tu nombre o tus iniciales.

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Y ahora dinos… ¿qué más dimensiones te definen?, ¿cuántos instrumentos tocas? Nos encantará leer tus comentarios. Y recuerda, si te ha gustado este artículo, conoce también por qué a nuestro cerebro le gusta la música triste.