La cultura popular abarca muchas afirmaciones que circulan de boca en boca, de imaginación en imaginación, de filme en filme, etc. Este es el caso del rumor sobre cuánto pesa el alma. Desde la antigua discusión entre el idealismo platónico y el materialismo cínico, el pensamiento occidental se ha preguntado si el alma existe, e incluso cuánto pesa. Tanto filósofos como científicos han investigado a lo largo de la historia sobre el alma, planteándose preguntas como si el alma tiene una existencia material y si, por tanto, también tiene un peso concreto. De hecho, incluso se ha llegado a afirmar que pesa concretamente 21 gramos. Hoy en Supercurioso te contamos cómo se ha llegado a esta conclusión y, lo más importante, si puede sostenerse. ¡Acompáñanos!

¿Cuánto pesa el alma? ¿Realmente pesa 21 gramos?

1. Experimentos sobre esta teoría

¿Cuánto pesa el alma?

En 1907, un doctor en medicina llamado Duncan MacDougall se propuso descubrir de una vez por todas si el alma realmente existe. Para ello hizo un experimento con 6 personas moribundas que consistía en pesar a dichas personas instantes antes y después de morir. «Descubrió» que estas personas, sin explicación aparente, perdían una media de 21 gramos. Es por ello que MacDougall consideró que se trataba del peso del alma que escapaba del cuerpo.

Entre los errores que cometió MacDougall cabe destacar que de las 6 personas que utilizó para su experimento, los resultados de dos no fueron bien medidos por problemas técnicos, otros dos, desde que comenzaron a ser pesados, fueron perdiendo peso regularmente hasta después de la muerte y otro perdió peso que un poco más tarde recuperó. Además, la cifra «21» es solo una media, porque algunos perdieron 14 gramos, otros 85, 28, 11, etc.

Este fenómeno de pérdida de peso podría explicarse simplemente por cambios en la composición de la sangre, o el detenerse de algunos sistemas, no por la pérdida del alma. Ya en su tiempo, el físico llamado Augustus P. Clarke señaló a MacDougall que la pérdida de sudoración en el fallecido podría explicar fácilmente la pérdida de estos 21 gramos.

2. Inconsistencias en el experimento de MacDougall

Pese a que se trataba de un experimento científico con un método bastante descuidado y unas carencias y errores durante el proceso de medición, lo curioso es que fue publicado en números medios de comunicación. Su aparición en noticieros y periódicos hizo que la leyenda urbana del peso del alma se propagara. A lo largo de las décadas, la afirmación del peso del alma empezó a invadir el mundo cotidiano, literario, del cine, artístico en general, lo que afianzó la idea en ciertas personas.

MacDougall también probó este mismo experimento con perros, pero al no conseguir un resultado «favorable» concluyó que era lógico ya que los perros no tienen alma. Una persona dedicada a la ciencia o al pensamiento hoy en día diría con facilidad que los experimentos de esta persona están condicionados por sus creencias sobre el alma, que tienen una herencia religiosa y cultural sobre los animales humanos y no humanos.alma 21 gramos

Y es que el mismo científico que lo refutó utilizó otro argumento para hablar del caso de los perros. Como los caninos no tienen glándulas sudoríparas, no se incrementa la sudoración a su muerte y por lo tanto no pierden gramos de peso. Pero Clarke no tuvo tanta fama como MacDougall porque el mundo popular está habido de fantasía y magia, o de información no contrastada.

Después de MacDougall se hicieron otros intentos científicos, más por reprobar su experimento que por reforzarlo. Todos estos experimentos han dado resultados negativos sobre la idea de cuánto pesa el alma. Por ello no podemos afirmar que el alma no exista, pero podemos afirmar que esta no pesa 21 gramos. Y es que quizás el principal error de Duncan MacDougall fue el hecho de considerar el alma como un ente físico capaz de medirse por su peso. Además, la ciencia evoluciona continuamente, por lo que una teoría que hoy resulta válida, puede ser refutada el día de mañana.

Otro error de este científico fue su concepción de la muerte, pues esta no ocurre necesariamente cuando se para el corazón. Varios estudios, al menos en animales como ratas, han demostrado que hay actividad cerebral segundos e incluso minutos después de que para el corazón de funcionar. Esta continuidad de actividad cerebral se debe, probablemente, a que mientras haya nutrientes en el cerebro, este continuará funcionando. El caso es que MacDougall no tenía elementos para monitorear el cerebro en 1907, por lo tanto, no podía declarar con exactitud la muerte de las personas con quienes experimentó.

3. Curiosidades de los 21 gramos del alma

  • En 2003, la película «21 gramos» de Alejandro González Iñárritu reavivó la leyenda urbana del peso del alma. Realmente la película toca temas como la esperanza, la miseria y la supervivencia. Si el filme se llama 21 gramos es por su referencia a las supuestas características del alma humana: la voluntad, los sentimiento y las emociones.
  • Fue en 1854 que un fisiólogo alemán llamado Rudolf Wagner dijo conocer y poder probar la existencia de la sustancia inmaterial de la que está hecha el alma. La pregunta es, si el alma es inmaterial ¿por qué tendría peso? Si es inmaterial, no tiene cuerpo, por lo tanto carece de peso.
  • El medio de comunicación que más dio circulación al experimento de MacDougall sobre el peso del alma fue The New York Times. Este medio publicó un artículo que se titulaba «El alma tiene peso, sostiene un médico».
  • Los estudios de MacDougall tardaron 7 años. Aunque fueron publicados en 1907, estos empezaron desde 1900. La revista que aceptó su artículo fue la «American Medicine» no tanto por su rigor científico sino por su interesante hipótesis.

Hasta acá ha llegado nuestro acercamiento a la pregunta por cuánto pesa el alma. Esperamos que te haya gustado y que nos dejes tus opiniones y comentarios en la sección inferior. ¿Crees que el alma exista? ¿Si existiera tendría un peso? ¡Antes de que te vayas! Si te ha gustado este artículo, puede que quieras conocer algunas experiencias de personas que han estado a punto de morir. 😉